martes, 26 de abril de 2011

Reflexiones sobre el miedo

Cuentan que un día un peregrino se encontró con la Peste y le preguntó:
A dónde vas?
- A Bagdad - le contestó ésta - a matar cinco mil personas.
Luego de una semana el peregrino se volvió a encontrar con la Peste que regresaba de su viaje y la interpeló indignado:
- ¡Me dijiste que ibas a matar a cinco mil personas, y mataste a cincuenta mil!
- No - respondió la Peste. - Yo sólo maté a cinco mil, el resto se murió de miedo.

¿Dónde crees que viven tus miedos?
Si tuviera que ubicar los miedos en algún lugar diría que se encuentran en la conversación, en lo que decimos, en la autocharla que mantenemos con nosotros mismos diariamente.

Los miedos pueden representarse en algunas de las siguientes posiciones:

Esto no es para mí
Me resulta difícil
Me cuesta decidirme
Esto es mucho para mí
No voy a poder
Me van a decir que no
No me van a dar las fuerzas
No me atrevo
No entiendo
Lo dejo para después
No voy a lograrlo
Estoy cansado
Las circunstancias no me lo permiten
No tengo tiempo
Mejor lo pienso un poco más
No puedo comprometerme

El miedo es una emoción que nos asalta y nos avisa de un peligro inminente.
Como cualquier emoción, nos predispone de alguna manera para la acción. El
miedo es de las emociones que nos frenan.

Existen circunstancias en las que el miedo funciona paralizándonos para
protegernos de algo real que existe afuera y nos amenaza. Pero ¿Qué hay de
esos momentos en que no hay nada afuera real amenazándonos y sólo es nuestra
ilusión?
Aprendimos a tener miedo cuando éramos niños. Nos enseñaron a tenerle miedo
a las cosas nuevas o a aquello para lo que no teníamos explicación. En ese
momento éramos muy pequeños para diferenciar entre lo peligroso y lo
excitante. Aprendimos el comportamiento y hoy lo seguimos utilizando. Las circunstancias cambiaron, nosotros tenemos muchos más recursos que entonces, sin embargo el comportamiento está aprendido, archivado y funciona en automático.

Los miedos son ilusiones que vivimos como si fueran ciertas

Entre los miedos básicos se encuentran:
  • miedo a lo desconocido o a la muerte
  • miedo al abandono o a la soledad
  • miedo a fracasar o a equivocarme o al éxito
  • miedo a que me engañen o me traicionen
  • miedo a la pobreza o a la escasez
Si nos detenemos a pensar dónde viven estos miedos podemos ver que muchas
veces sólo lo hacen en nuestra conversación interna en forma de creencias
que vivimos como si fueran verdaderas o ciertas. Pensamos que el pasado es
una buena fuente de información de lo que puede ocurrir en el presente y en
el futuro y le damos a estos juicios validez como si fueran hechos reales,  sin
darnos cuenta que son sólo las explicaciones que creamos en un determinado
momento, una ilusión. El momento cambió, nosotros cambiamos pero los juicios siguen vigentes en nuestro sistema de creencias y como tal los defendemos. Muchos de estos miedos se cristalizaron y pasaron a ser dragones a los que tememos enfrentar.

El verbo creer y crear se conjugan de la misma manera en la primera persona
del singular

YO CREO

Esto es porque de alguna manera cuando creemos en algo creamos eso para
nuestras vidas.¿Quieres crear ese espacio para tí?

Los juicios pertenecen a la categoría de los actos del habla que crean realidad al emitirlos. Por lo que podríamos decir que tener conversaciones de miedo o confianza crea esa realidad en nosotros.

Entonces veamos cómo podríamos cambiar esos miedos básicos, cambiando las ideas que tenemos por frases que apoyen el logro de los objetivos, por ejemplo:

  • Me atraen las cosas nuevas y los desafíos
  • Me siento bien conmigo mismo
  • Estoy aprendiendo
  • Este es un momento y una persona diferentes
  • Soy rico conectándome con lo que tengo

De cualquier manera los juicios nunca son ni verdaderos ni falsos. Hablan
más del observador que somos que de lo que está ocurriendo afuera. Es saludable que si vamos a tener fantasías elijamos aquellas positivas que nos acerquen a las metas trazadas.

Virgil Thompson decía: "Prueba algo que no hayas probado antes y hazlo por lo menos tres veces: una para sobreponerte al miedo, otra para averiguar cómo hacerlo y la tercera para ver si te gusta o no."

El miedo es algo que necesita ser superado para crecer.

Aquello que tanto te asusta hacer es un claro indicador de dónde debes ir trabajando.

Atrévete, el miedo es sólo una emoción creado por nosotros mismos.

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