domingo, 29 de julio de 2012

En qué nos beneficia meditar...


Beneficios de la Meditación

1. Felicidad. La meditación nos puede ayudar a cultivar una felicidad duradera real porque nos permite estar en sintonía con nuestro ser interior. Cuando vivimos en el corazón, podemos experimentar una sensación de unidad con los demás; esto genera un estado de felicidad que no depende de acontecimientos externos.

2. Paz interior. A la mayoría de la gente le gustaría experimentar más paz interior en sus vidas. A veces se siente que esa paz de calidad es difícil de alcanzar porque nuestra vida es tan agitada. La meditación nos enseña cómo desconectarnos del ruido de la mente, a no dar importancia a los pensamientos que vuelan a través de nuestra mente. Mediante la meditación podemos obtener un claro estado de ánimo; este es el secreto de sentir una paz interior real.

3. Salud. Han habido numerosos estudios que muestran una relación entre la meditación y la mejora de la salud física. La meditación es una solución práctica para aliviar el estrés. El aliviar el estrés ayuda a reducir la presión arterial y las enfermedades relacionadas con el corazón.

4. Simplicidad. La meditación ayuda a simplificar nuestras vidas. Cuando vivimos en el tráfago de la mente, podemos sentir que la vida no es más que problemas y preocupaciones. A través de aprender a meditar, podemos darnos cuenta de que se puede conseguir la alegría de apreciar la sencillez de la vida.

5. Vivir en el presente. Al analizar los pensamientos que pasan por nuestra mente nos encontramos con que muchos de ellos tratan del pasado o del presente. O estamos temerosos del futuro, o rumiando el pasado. Sin embargo, vivir en el pasado o el futuro significa que somos incapaces de vivir en el momento presente. Cuando meditamos estamos completamente en el aquí y ahora. La meditación nos enseña a apreciar la vida tal como es; aprendemos a valorar nuestra situación actual.

6. Mejores relaciones con los demás. Muchas veces podemos tener conflictos menores con otras personas, porque nos detenemos en las faltas leves de los demás. Sea que esté justificado o no, es una fuente común de la infelicidad y la división. La meditación nos enseña a no darle importancia a esos pensamientos y a desarrollar un sentido de unidad con las otras personas, al hacernos mirar sus buenas cualidades de manera natural. A partir de ahí, sus faltas leves parecen no tener peso.

7. Para descubrir un sentido real de lo que somos. Nuestra mente racional puede tratar de descubrir la respuesta a muchas preguntas, pero la pregunta de ¿quién soy yo? siempre permanece sin respuesta. Para descubrir nuestro verdadero yo, para ser conscientes de nuestra propia alma, tenemos que ir más allá de la mente. Es en la meditación que podemos tomar conciencia de una presencia espiritual viviente. Cuando nos encontramos con ésta, nos sentimos con un nuevo propósito en la vida.

Revista Time, Agosto 4 2003
Richard Pettinger.


sábado, 28 de julio de 2012

¿Una zanahoria, un huevo o un grano de café?


Había una vez una niña que se quejaba de su vida y como las cosas le resultaban tan díficiles. No entendía las matemáticas, no tenia buenas amigas y siempre estaba peleando. Ella estaba cansada de esforzarse tanto.

 Parecía que cuando solucionaba un problema aparecía otro. Su padre, un cheff de cocina, la llevo a su lugar de trabajo. Allí lleno tres ollas con agua y las coloco sobre el fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. Luego, en una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la ultima colocó granos de café. Las dejo hervir sin decir una palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Saco las zanahorias y las coloco en un plato. Saco los huevos y los coloco en otro plato. Coló el café y lo puso en una olla.

Mirando a su hija le dijo: ¿Querida, que ves? Ella respondió “Zanahorias, huevos y café”. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y noto que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cascara observó el huevo duro. Luego le pidio que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: ¿Qué significa esto Papá? El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua irviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil. Fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cascara fina protegía su interior liquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

¿Cuál eres tu?, le preguntó a su hija. “¿Cuando tienes un problema, Cómo respondes? Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café? Si eres una zanahoria pareces fuerte pero cuando enfrentas un problema, te vuelves débil y pierdes fortaleza. Si eres un Huevo comienzas con un corazón blando y después de las dificultades te vuelves duro y rígido. Por fuera te ves igual, pero eres triste, molesto y te quejas por todo. Si eres un grano de café cambias al agua, el elemento que te causa dolor. Cuando el agua llega al punto de hervir, el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. No importa lo que enfrentes o los problemas que tengas, siempre sigue esforzándote y entona Nam Myoho Rengue Kyo con la certeza que todo mejorará. Esto te producirá una gran alegría.

Nota: Nichiren Daishioni (1222-1282) estableció la entonación de Nam-myoho-renge-kyo como la manera de despertar la naturaleza de Buda dentro de cada uno y de percibir los niveles más profundos de nuestra existencia, donde nuestra vida y la del universo son una sola. Nam Myojo Rengue Kyo es el mantra que constituye la base de la práctica de todas las formas de Budismo Nichiren, y representa La Ley última o verdad del Universo. Este mantra recibe el nombre de daimoku.

Buscando a Buda


Buda peregrinaba por el mundo para encontrarse con aquellos que se decían sus discípulos y hablarles acerca de la Verdad.

A su paso, la gente que creía en sus decires venía por cientos para escuchar su palabra, tocarlo o verlo, seguramente por única vez en sus vidas.

Cuatro monjes que se enteraron de que Buda estaría en la ciudad de Vaali, cargaron sus cosas en sus mulas y emprendieron el viaje que llevaría, si todo iba bien, varias semanas.

Uno de ellos conocía menos la ruta a Vaali y seguía a los otros en el camino.

Después de tres días de marcha, una gran tormenta los sorprendió. los monjes apuraron el paso y llegaron al pueblo, donde buscaron refugio hasta que pasara la tormenta.

Pero el último no llegó al poblado y debió pedir refugio en casa de un pastor, en las afueras. El pastor le dio abrigo, techo y comida para pasar la noche.

A la mañana siguiente, cuando el monje estaba pronto para partir fue a despedirse del pastor. Al acercarse al corral, vio que la tormenta había espantado las ovejas del pastor y que este trataba de reunirlas.

El monje pensó que sus cofrades estarían dejando el pueblo y si no salía pronto, los demás se alejarían. Pero él no podía seguir su camino, dejando a su suerte al pastor que lo había cobijado. Por ello decidió quedarse con él hasta juntar el ganado.

Así pasaron tres días, tras los cuales se puso en camino a paso redoblado, para tratar de alcanzar a sus compañeros.

Siguiendo las huellas de los demás, paró en una granja a reponer su provisión de agua.

Una mujer le indicó donde estaba el pozo y se disculpó por no ayudarlo, pero debía seguir con la cosecha... mientras el monje abrevaba sus mulas y cargaba sus odres con agua, la mujer le contó que tras la muerte de su marido, era difícil para ella y sus pequeños hijos llegar a recoger la cosecha antes de que se pudriera.

El hombre se dio cuenta de que la mujer nunca llegaría a recoger la cosecha a tiempo, pero también supo que si se quedaba, perdería el rastro y no podría estar en Vaali cuando Buda arribara a la ciudad.

Lo veré algunos días después, pensó, sabiendo que Buda se quedaría unas semanas en Vaali.

La cosecha llevó tres semanas y apenas terminó la tarea, el monje retomó su marcha...

En el camino se enteró de que Buda ya no estabas en Vaali. Buda había partido hacia otro pueblo más al norte.

El monje cambio de rumbo y se dirigió hacia el nuevo poblado.

Podría haber llegado aunque solo fuera para verlo, pero en el camino tuvo que salvar una pareja de ancianos que eran arrastrados corriente abajo y no hubieran podido escapar de una muerte segura. Sólo cuando los ancianos estuvieron recuperados, se animó a continuar su marcha sabiendo que Buda seguía su camino....

...Veinte años pasaron con el monje siguiendo el camino de Buda... y cada vez que se acercaba, algo sucedía que retrasaba su andar. Siempre alguien que necesitaba de él, evitaba, sin saberlo, que el monje llegara a tiempo.

Finalmente se enteró de que Buda había decidido ir a morir a su ciudad natal.

Esta vez, dijo para sí, es la última oportunidad. "Si no quiero morirme sin haber visto a Buda, no puedo distraer mi camino". Nada es más importante ahora que ver a Buda antes de que muera. Ya habrá tiempo par ayudar a los demás, después.

Y con su última mula y sus poca provisiones, retomó el camino.

La noche antes de llegar al pueblo, casi tropezó con un ciervo herido en medio del camino. Lo auxilió, le dio de beber y cubrió sus heridas con barro fresco. El ciervo boqueaba tratando de tragar el aire, que cada vez le faltaba más.

Alguien debería quedarse con él, pensó, para que yo pueda seguir mi camino.

Pero no había nadie a la vista.

Con mucha ternura acomodó al animal contra unas rocas para seguir su marcha, le dejó agua y comida al alcance del hocico y se levantó para irse.

Solo llegó a dar dos pasos, inmediatamente se dio cuenta de que no podría presentarse ante Buda, sabiendo en lo profundo de su corazón había dejado solo a un indefenso moribundo....

Así que descargó la mula y se quedó a cuidar al animalito. Durante toda la noche veló su sueño como si cuidara a un hijo. Le dio de beber en la boca y cambió paños sobre su frente.

Hacia el amanecer, el ciervo se había recuperado.

El monje se levantó, se sentó en un lugar apartado y lloró.... Finalmente, había perdido también su última oportunidad.

- Ya nunca podré encontrarte - dijo en voz alta.

- No sigas buscándome - le dijo una voz que venía desde sus espaldas - porque ya me has encontrado.

El monje giró y vio como el ciervo se llenaba de luz y tomaba la redondeada forma de Buda.

- Me hubieras perdido si me dejabas morir esta noche para ir a mi encuentro en el pueblo... y respecto a mi muerte, no te inquietes, el Buda no puede morir mientras haya algunos como tú, que son capaces de seguir mi camino por años, sacrificando sus deseos por las necesidades de otros. Eso es el Buda, y Buda está en ti.

jueves, 26 de julio de 2012

Tantra La Sexualidad Sagrada


Todo es sagrado en el Universo, pues todo es Dios. Todo lo que nos rodea es sagrado, aunque hayamos aprendido a vivirlo de una manera profana. La civilización actual, “el triunfo” del dios masculino materialista, nos ha llevado a una situación lógica: la visión materialista (o llamémosle mejor, “visión restringida”) pretende que el mundo es sólo una parte de lo que es, únicamente lo que el hemisferio izquierdo puede tocar, ver o creer que razona. Para mantenerse en esta ilusión, esta visión del mundo no tiene más remedio que negarse a considerar cualquier cosa que ponga en peligro su convencimiento del mismo. Se ve obligada una y otra vez a afirmar la negación del resto de la realidad, convirtiéndonos en una especie de zombis, seres que tienen delante de sus ojos toda la grandeza y la magia del Universo y eligen, sin embargo, conformarse con vivir en una especie de letargo, donde nada es asombroso, donde cualquier referencia a lo sagrado que nos rodea, no hace sino despertar una mueca de sonrisa prepotente y escéptica.

Es necesario recuperar el carácter sagrado de las cosas, de la naturaleza, de los animales, de las plantas, de la tierra, del viento, del agua, del fuego, de la vida, de nosotros mismos. La capacidad de asombro y de veneración de las culturas indígenas, de los indios americanos, que sin embargo nuestro mundo ha considerado como tan primitivos. Despertar de nuestro sueño y de nuestro miedo a querer plantearnos cualquier cosa que no sea la prisión de la vida diaria, de nuestras “obligaciones”. Dejar de “enchufarnos” a la televisión, para perpetuar así nuestro amodorramiento y poder continuar al día siguiente en un mundo que no entendemos, pero que desde nuestra tonta prepotencia pretendemos como completamente explicado.

La sexualidad, aunque nos hayan contado otra cosa, es una energía sagrada. Nuestra visión no sagrada del mundo, nos hace vivirla de forma ligera, vulgar. No hay más que ver cualquier programa de televisión o cualquier revista. Todo es superficial. El sexo es vendible, la mujer es un objeto de deseo vendible. Todo es vacío de significado. Todo es anodinamente “divertido”. Las relaciones sexuales no son sino encuentros efímeros, donde nada más allá que un momento de placer, existe. Debajo de todo eso hay sin embargo un gran dolor. El dolor de no encontrar significado a la vida. El dolor de saber que somos mucho más que eso y que nos negamos a reconocerlo. Por eso cada vez los jóvenes están más “enganchados” al tabaco y a los “porros”. El dolor requiere anestesia.

La sexualidad es un regalo de Dios. No es sólo para reproducirse, como la religión, desde la culpabilidad del pecado, nos quiso hacer creer, y tampoco es para “pasar el rato”, como el que se toma una caña, se hecha unas risas con los amigos y pasa una noche divertida. La sexualidad es la energía divina de unión entre lo femenino y lo masculino, es la dicha del Universo llevada al plano material, a la Tierra. Decía Jesucristo, en el Evangelio de los Esenios: “al Cielo no se puede llegar sino es a través de la Tierra”, y “al final del tiempo, la Tierra será como el Cielo”. Es curioso que, sin embargo, no hablase una palabra sobre sexualidad o sobre las relaciones hombre-mujer. ¿Nos lo podemos creer?; ¡cuando él en esos mismos evangelios hablaba de la “Madre Tierra”!

La sexualidad es un “imán”. Es una jugada maestra del Universo. Encarnamos en cuerpos aparentemente separados, en egos separados, en esa notoria dualidad hombre-mujer; pero sin embargo hay una poderosa fuerza que nos lleva una y otra vez a tratar de unirnos. ¿Qué sentido tiene?. Alguien se cree que la naturaleza tendría algún problema en crear directamente seres andróginos. ¿Para qué todo este juego?.
Los videntes tántricos de la antigüedad lo tuvieron muy claro: venimos aquí para realizar a Dios (para hacer realidad a Dios), para traer a Dios a la materia, para unir el Cielo y la Tierra, para reproducir la danza universal de Siva y Shakti, masculino y femenino, aquí en la Tierra, para “unir en la Tierra lo que ya está unido en el Cielo”.

Más allá de la promiscuidad, es la magia de la sexualidad, el sexo como algo sagrado, lo que nos lleva a dar el verdadero valor a nuestras relaciones, más allá de la forma normal en que las practicamos, donde, desde una visión profana, cualquier encuentro sexual entre un hombre y una mujer, no pasa de buscar una experiencia de placer y gratificación. Cuando un hombre y una mujer se unen sexualmente (algo que también podríamos generalizar a las relaciones homosexuales…) se produce algo que va mucho más allá que esa simple “experiencia de placer” a la que estamos acostumbrados. Esa experiencia de placer, no es sino el sabor, el aroma, de algo que se produce a nivel espiritual, y por supuesto a nivel energético. Cuando una pareja se une en el acto sexual, todas sus células vibran, afectando a su cuerpo energético en su totalidad. El Universo entero se une. Cuando una pareja llega a ese estado de éxtasis que se produce cuando la energía se eleva al corazón y te haces uno con el otro ser que tienes delante, todo el Universo recoge ese éxtasis. Lo femenino y lo masculino, yin, yang, se han unido, se han fusionado aquí en la Tierra y todo el Universo lo celebra. La sexualidad te lleva a ese trance místico que algunos santos han experimentado. No es distinto de lo que describía Santa Teresa de Jesús, ni San Juan de la Cruz, por poner ejemplos cristianos occidentales. Ellos cuando hablaban de sus experiencias de fusión con Dios, estaban hablando de experiencias realmente tántricas. No es de extrañar que tuviesen problemas con el estamento eclesiástico de la época…

Cada orgasmo extático que una mujer tiene, y que sólo una mujer puede tener, es un canto a la Diosa encarnada, un canto a Shakti, a la Tierra, a la manifestación femenina del Espíritu, Dios-Padre-Madre. Y en cada orgasmo extático de la diosa en el que el hombre está “presente”, desde el corazón, dejando a un lado su mente, su compulsividad de descarga  y sus infantiles deseos, es una encarnación del poder masculino del Espíritu en la Tierra. Siva ha vuelto a venerar a Shakti. Dios reconoce y se rinde homenaje a sí mismo, reproduciendo la danza cósmica de la creación, de Siva y Shakti, de Dios-Padre-Madre, Cielo-Tierra. Ahí se unen los opuestos y se cierra el círculo de la creación. Lo que es en el Cielo, se ha manifestado en la Tierra, en la materia.

La sexualidad humana es un gran poder de sanación, de transmutación y de expansión de la conciencia. Tenemos, sin embargo, que cambiar bastantes creencias y soltar muchos miedos, rencores y neurosis, para que este poder se manifieste.

El Tantra es simplemente un camino, una vía del yoga, que recogió, de forma magistral, todo el conocimiento de la verdadera naturaleza humana, de su sexualidad  y de las relaciones femenino-masculino. El Tantra recoge leyes universales que describen algo que está en nosotros, algo que nos pertenece por derecho propio y pone a nuestra disposición las técnicas para acceder a esa verdadera naturaleza.

Tenemos que sacralizar la vida, dar el verdadero valor a todo lo que hacemos y somos, dejar de vivir desde el dipolo culpabilidad-miedo, permitir que lo que realmente somos florezca, llevar la plenitud y la paz a nuestro interior, para proyectarla entonces sobre el mundo. Cuando lo femenino y lo masculino se hayan unido, habrá paz en el mundo, habrá una nueva Tierra.

Publicado por Jesús Gómez (Keshavananda) en la revista "Espacio Humano", Julio-2004.

martes, 24 de julio de 2012

Las cinco palabras que nos limitan - Anthony De Mello



"Muchas veces los seres humanos nos convertimos en marionetas, en comportamientos y sentimientos mecánicos. La razón de las próximas palabras que leerás, es precisamente revisarnos y tomar una acción más positiva en nuestras vidas.Lo que más le preocupa a las personas programadas es tener razón. Tienen miedo a perder sus ideas, en las que se apoyan, porque les da pavor el riesgo, el cambio, la novedad y se agarran a sus viejas ideas porque están fosilizadas.

Temor
¿De dónde creen que provienen los temores? También de los apegos. Sin apego no hay temor. ¿Lo pensaste alguna vez? Estamos atados a cosas que no existen, tenemos miedo de cosas que no son… Son ilusiones, falsedades, creencias, no realidades. ¡Qué agonía pasamos por cosas de las cuales parece depender nuestra felicidad!

Sufrimiento
Experiencias agradables vuelven la vida placentera; experiencias dolorosas la llevan al crecimiento. El sufrimiento nos muestra en dónde no estamos bien, en dónde aún no crecimos. ¿Cuál es la causa del sufrimiento? La actividad mental, la construcción de pensamientos. Algunas veces la mente está en reposo, y todo está bien. Pero otras veces ella comienza a actuar, elaborando lo que Buda llama la construcción de los pensamientos. Comienza a hacer juicios, evaluaciones, a tener distintos y variados pensamientos. La mente se mueve para evaluar cosas, juzgar personas y acontecimientos. El sufrimiento es el resultado de las evaluaciones, juicios y construcciones mentales.

Soledad
Al enfrentar la soledad, descubrimos que ella no está allí. ¡No hay ningún vacío! Lo que tú buscas está en tu interior. Al enfrentarte con todo lo que hay en tu interior, aquello de lo que huyes desaparece. Y lo que buscas viene a la superficie. El amor no es compartir la soledad.Las personas se sienten vacías por dentro y se apuran a rellenar el vacío con alguien. Eso no es amor. Para huir del vacío de la soledad, las personas se entregan a toda especie de actividades, al trabajo, a los brazos de alguien. Pero la cura para la soledad no es el contacto con seres humanos, sino un contacto con la realidad.La soledad es necesaria para comprenderte fuera de toda programación. Sólo la luz de la conciencia es capaz de expulsar todas esas ilusiones y pesadillas en las que estamos viviendo y, con ellas, expulsar también los rencores y apegos.

Odio
El enemigo del amor no es el odio, sino el miedo. El odio es sólo una consecuencia del miedo. La vida se escapa y hay que aprovecharla hasta el fondo. Importa fijarse en la ofensa, para aprender, pero no en el ofensor, que actúa por su programación. Liberarte del odio es lo mismo que liberarte de tu miedo, pues el miedo es lo que produce el odio. Y si el miedo es por ti mismo, es que te estás odiando, y si anida el odio en ti, odiarás a todo el mundo.

Miedo
El miedo genera los deseos. Los deseos son otra consecuencia del miedo. El miedo es provocado por lo no existente. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria. Todo hecho que has vivido con angustia, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti, y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda. No es la nueva situación que te lo recuerda. No es la nueva situación la que te llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones que te contaron o que has vivido anteriormente con angustia que no has sabido resolver. Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo.El que es capaz de liberarse completamente del miedo… no es violento. El miedo no es algo innato, sino aprendido. Tu miedo brota de la manera que tienes de ver las cosas y de las consignas de tu mente. Analiza sinceramente, sosegadamente, cuáles son tus cárceles imaginarias y el porqué de tus miedos."

Anthony De Mello

viernes, 13 de julio de 2012

Causa y Efecto


Quien quiera pensar que un “dios malo”, “los demás” o simplemente la “casualidad” ocasionan las cosas que suceden, encuentra en el mundo muchas ofertas espirituales. Las enseñanzas del Buda no están entre ellas. El Budismo comienza con la responsabilidad propia, pues aquí aprende uno a ver sus experiencias como consecuencia de sus acciones anteriores, sin buscar otro “culpable” de ellas, y empieza a sembrar conscientemente las causas de la felicidad. De esta forma influye uno en los resultados y no permanece eternamente como un niño, dependiente y entregado a las circunstancias.

El que quiere vivir seguro a largo plazo, sobre una base sólida, necesita sólo observar la ley de causa y efecto. Las impresiones que fueron plantadas en el subconsciente, por medio de nuestras acciones a nivel de cuerpo, habla y mente, madurarán en su momento. Las condiciones externas e internas se unirán y decidirán nuestro futuro, influenciando el mundo externo. Inclusive cuando diferentes eventos tales como el clima o la economía están determinados por numerosas condiciones y por lo tanto son difíciles de comprender,  aún así expresan diferentes capas que maduran a partir de la causa y el efecto.

Esto cambia también la apreciación del sufrimiento del mundo, y uno puede explicarse mucho de lo que le parecería injusto si pensara que sólo hay una vida, pues hasta que se reconozca y use la ley de causa y efecto, los actos de vidas pasadas determinan considerablemente las condiciones en cada nueva vida. Después de la muerte, cuando se suspenden las percepciones de los sentidos, se manifiestan las impresiones acumuladas en la vida. Éstas son definitivas para cuatro resultados que se producen a partir de ellas. En primer lugar, las impresiones determinan la clase de experiencia uno tiene entre un cuerpo y el próximo. En segundo lugar, producen la conexión con los padres futuros, que determina la herencia genética y la orientación en la próxima vida. En tercer lugar, deciden las circunstancias del país o la procedencia social.  Finalmente, moldean la actitud con la que uno se relacionará con el mundo y los otros seres humanos. Esto conduce a su vez a acciones provechosas o dañinas en vidas futuras.

Para evitar la propia infelicidad, el Buda aconseja evitar las diez acciones dañinas: matar, robar, romper relaciones que funcionan o dañar sexualmente a otros, mentir, calumniar, hablar en forma brusca e hiriente, chismear y evitar a toda costa la codicia, el odio y  las visiones erróneas. Estos no son mandamientos. Cada uno es libre de decidir si quiere guiar su vida según dichas recomendaciones o no.

Fragmentos de Las Cosas como son, Lama Ole Nydahl

miércoles, 11 de julio de 2012

Tus posesiones no agregan nada a lo que Eres...


Cada elemento de la creación es lo que es. No hay nada que pueda existir si no es lo que es. Parece obvio... ni las naranjas ni los mangos pensarían en ser otra cosa que lo que son y todas sus semillas son para perpetuar lo que son.

Pero... en un mundo en el que los medios de comunicación pueden sembrar cualquier creencia en la mente de los seres humanos es necesario que nos preguntemos ¿qué somos? ¿qué queremos? ¿hacia dónde vamos? porque de lo contrario podemos ser víctimas de aquellos que manejan el contenido de los medios de comunicación. El ser humano no es lo que tiene sino lo que es. Y hay que ser lo que se es, de lo contrario nos convertimos en cosas, números, consumidores... y a estas “cosas” se les puede manejar, descartar, mover, según conveniencia.

¿Quiénes somos? ¿Qué somos? Somos ante todo conciencias con el poder de pensar y elegir. Cuando no puedo elegir, creo que pienso pero en realidad otros piensan por mí. Elegir y pensar van de la mano. La conciencia, para ser lo que es, necesita un espacio de libertad, una dimensión en la que pueda pensar y elegir. ¿Cómo sustraernos a todas las influencias en este siglo de la informática, en donde las ciencias de la manipulación mental están tan desarrolladas que se las considera honorables?

Encuentro solo un camino, el de siempre, el que no cuesta un centavo, el que está en nosotros desde que somos lo que somos, el camino hacia el propio ser marcado por una espiritualidad esencial, una verdadera espiritualidad que nos lleve de la información a la experiencia, que nos conduzca del camino objetivo al subjetivo y nos muestre la realidad del alma, no como algo que se aprende en un libro sino como algo que se experimenta y se siente.

Hoy más que nunca tenemos que preservar “lo que somos”, almas pasando por la experiencia de vivir en la materia. Recuperar el alma en la conciencia, reconocer que por encima de todos los valores materiales están los valores del alma, aquellos que llamamos los del espíritu humano.

Uno es lo que es, no lo que tiene. Ninguna de tus posesiones le añade valor a lo que eres aunque el mundo conspire ante esta verdad tan obvia. Dentro del mundo de los valores materiales, lo obvio suele esconderse y la única alternativa que tenemos para reconocer la verdad está dentro de cada uno de nosotros.

El corazón nos llama, el alma espera. El mundo de las apariencias vibra ante esta llamada y es energetizado por el mundo de las cualidades, de los valores, que a su vez vibra y es energetizado por el mundo del propósito, de la voluntad. Ese propósito es el Plan, el arquetipo que, debido a las limitaciones de las “apariencias” que aún no responden a la cualidad, que no reconocen su alma, permanece oculto.

El peligro en el que nos encontramos radica en que los falsos valores, aquellos que sostienen “las apariencias”, están comandando nuestro mundo y amenazando su estabilidad, haciendo menos permeable las formas al influjo de la energía del alma. Esto sucede siempre que prevalecen los valores materiales. Pero llegó Acuario. La Nueva Era está en camino y nada podrá impedir el designio de las estrellas. El impulso que conduce a la síntesis es ahora muy fuerte para que sea demorado. La conciencia del alma clama por expresar su sentido de profunda unidad y revelar en el mundo material la verdad del hecho de la integración de las formas.

¿Cómo saber cuándo los falsos valores tratan de imponerse? Cuando de alguna forma estén expresando distancias entre los seres humanos, distancias que pueden esconderse dentro de la retórica de la expresión pero que se evidencian en la acción. ¿Por qué la humanidad expresa en este tiempo, como nunca antes, una división tan dolorosa como es aquella que señala a los que comen de los que no comen? Sólo puede ser expresión de una civilización que se alejó de la misma esencia del ser humano y confundió el ser con el tener....

El contacto con el alma nos salva, nos abstrae del mundo de los falsos valores y de la propaganda. Pero, en medio de la situación actual que parece conducirnos a la guerra, ¿cómo lograrlo?. Es necesario entrar en un estado de flujo que es lo contrario al esfuerzo que nos empuja al ataque. Para salirnos de la contienda, en medio de la guerra, necesitamos un espacio auspicioso. Y es ahí en donde la Naturaleza nos ayuda con su mágica influencia y todas sus criaturas que ya viven de lleno la Nueva Era.

Cuando tengas una pregunta que tu corazón no pueda responder, pregúntale al Deva de la Montaña, el Deva del viento, a los grandes seres Directores de los elementos de la Tierra y tendrás las respuestas. Toda la vida habla en cada flor, en cada pequeña parte de la creación, en la interminable red inteligente que llamamos la Naturaleza. Ellos nos hacen el by pass, nos conectan con el alma, mientras que el intelecto nos aleja cuando se atrapa en la guerra, el esfuerzo, la contienda.

Busca tu espacio, y si no lo encuentras en tu mundo externo, fabrícalo en tu mundo interno. ¿Dónde está tu límite? En donde colocas tu conciencia. Puede ser la montaña, el mar, una constelación... Penetra en el estado de flujo, de juego en el que puedes soltarte y entregarte al alma. Más que un pensamiento, es una entrega. No desees otra cosa que el bien para todos y abre tu corazón a la gran conjunción humano dévica. Suspende todo deseo que te condiciona y te mantiene en los estados inferiores del mundo interno.

Hoy, los vientos de Acuario nos ayudan. No te sientas culpable si, en medio del dolor y la contienda, eres feliz porque el alma fluye libremente en ti, porque en ese acto estás sirviendo a la humanidad mucho más efectivamente que en tu trinchera, atacando al enemigo, no importa que creas que la causa es la más justa...

Eres lo que eres no lo que tienes. Eres el alma, la conciencia, la vida divina expresándose en la forma. Vive lo que eres. Sé lo que eres.

Salud Holística

sábado, 7 de julio de 2012

El Ave Fénix


Se dice que en el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, y cuyos principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y el pájaro ardió al instante.

Pero, de las propias llamas, surgió una nueva ave, el Fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado. Algunas fábulas lo sitúan posteriormente en Arabia donde habitaba cerca de un pozo de aguas frescas y donde se bañaba todos los días entonando una melodía tan bella, que hacía que el Dios Sol detuviera su carro para escucharle.

La inmortalidad, fue el premio a su fidelidad al precepto divino, junto a otras cualidades como el conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas, o su increíble fuerza. A lo largo sus múltiples vidas, su misión es transmitir el saber que atesora desde su origen al pie del Árbol del Bien y del Mal, y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos.

Su cronología vital varía con la adaptación del mito: cada 100, 500, 540 (y en algunas leyendas, incluso 1461 ó 12994 años), construye una pira funeraria en su propio nido, la rellena de inciensos y plantas aromáticas, y al tiempo que entona la más bella de todas sus canciones, se prende a sí mismo hasta extinguirse. No existe más que una única ave, cuya forma de reproducción, es, precisamente, el renacimiento, del que también es símbolo.

Este mito se extendió ampliamente entre los griegos, que le dieron el nombre de Phoenicoperus(que significa alas rojas), apelativo que se extendió por toda la Europa romana. Los primeros cristianos, influidos por los cultos helénicos, hicieron de esta singular criatura un símbolo viviente de la inmortalidad y de la resurrección. En la mitología del antiguo Egipto, el Ave Fénix representaba al Sol, que muere por la noche y renace por la mañana. Otro símbolo vinculado al ave fénix es el de la esperanza, ya que representa la esperanza que nunca debe morir en el hombre.

Según Ovidio, "cuando el Fénix ve llegar su final, construye un nido especial con ramas de roble y lo rellena con canela, nardos y mirra, en lo alto de una palmera. Allí se sitúa y, entonando la más bella de sus melodías, expira. A los 3 días, de sus propias cenizas, surge un nuevo Fénix, y cuando es lo suficientemente fuerte, lleva el nido a Heliópolis, en Egipto, y lo deposita en el Templo del Sol." Como el nuevo Fénix acumula todo el saber obtenido desde sus orígenes, un nuevo ciclo de inspiración comienza.

El Ave Fénix tiene sus representaciones en diferentes culturas, como la china (el Fêng-Huang), la japonesa (el Ho-oo), la rusa (El Pájaro de Fuego, que inmortalizara musicalmente Stravinsky), la Egipcia (el Benu), la hindú (el Garuda), e incluso en los indios de norteamérica (el Yel), o los Aztecas, Mayas y Toltecas (el Quetzal).

Heródoto (siglo V a. C.), historiador griego, escribió:

Otra ave sagrada hay allí que sólo he visto en pintura, cuyo nombre es el de fénix. Raras son, en efecto, las veces que se deja ver, y tan de tarde en tarde, que según los de Heliópolis sólo viene al Egipto cada quinientos años a saber cuándo fallece su padre. Si en su tamaño y conformación es tal como la describen, su mote y figura son muy parecidas a las del águila, y sus plumas en parte doradas, en parte de color de carmesí. Tales son los prodigios que de ella nos cuentan, que aunque para mi poco dignos de fe, no omitiré el referirlos. Para trasladar el cadáver de su padre desde la Arabia al templo del Sol, se vale de la siguiente maniobra: forma ante todo un huevo sólido de mirra, tan grande cuanto sus fuerzas alcancen para llevarlo, probando su peso después de formado para experimentar si es con ellas compatible; va después vaciándolo hasta abrir un hueco donde pueda encerrar el cadáver de su padre; el cual ajusta con otra porción de mirra y atesta de ella la concavidad, hasta que el peso del huevo preñado con el cadáver iguale al que cuando sólido tenía; cierra después la abertura, carga con su huevo, y lo lleva al templo del Sol en Egipto. He aquí, sea lo que fuere, lo que de aquel pájaro refieren.

Claudio Claudiano (siglo IV), el último de los grandes poetas romanos, comentaba:

El Fénix es un ave igual a los dioses celestes, que compite con las estrellas en su forma de vida y en la duración de su existencia, y vence el curso del tiempo con el renacer de sus miembros. No sacia su hambre comiendo ni apaga su sed con fuente alguna.

viernes, 6 de julio de 2012

El buscador de la verdad



En un país remoto, hace ya muchos años, un hombre muy ansioso, cansado de buscar la verdad por distintos medios, decidió pedir la guía de un maestro que había alcanzado la iluminación.

Solicitó seguirlo a todos lados para observarlo y poder adquirir de su conducta el poder del conocimiento.

El maestro le dijo que difícilmente le bastaría observar y que sería muy raro que pudiera contar con la suficiente paciencia para no hacer ninguna pregunta ni emitir ningún juicio previo sobre lo que tuviera oportunidad de ver, sin embargo accedió a su pedido después que el hombre prometió mantenerse en silencio sin cuestionar ni criticar nada.

El maestro y su discípulo partieron en una barca para atravesar un caudaloso río y poder continuar el viaje en la otra orilla.

Una vez cruzado el río y antes de abandonar el barco, el sabio hizo una perforación en el piso hasta lograr hundirlo.
Al ver esto, su acompañante no pudo evitar señalarle a su maestro, que había destruido sin ninguna razón la embarcación que tan gentilmente le habían ofrecido.

Éste le contestó que sabía que no podría contenerse para juzgar su conducta a la luz de sus propios prejuicios sin conocer los motivos ni los propósitos que él tenía, de modo que su alumno se disculpó y volvió a prometerle que en adelante cerraría la boca.

Finalmente llegaron a un palacio, donde el rey los colmó de honores y donde fueron invitados a participar de una cacería para acompañar al hijo del poderoso monarca.

En un momento en que el sabio se encontró a solas con el príncipe, se abalanzó contra él y le rompió un tobillo; huyendo posteriormente con su discípulo hacia la frontera para ponerse ambos a salvo.

Su alumno no pudo contenerse y reprochó al sabio su conducta hacia quienes lo habían colmado de atenciones.
Éste, sin perturbarse, le dijo que estaba llevando a cabo su trabajo y que él en cambio, sin saber nada se empeñaba en seguir juzgándolo sin aprovechar la experiencia para aprender.

Volvió a pedir perdón el discípulo y ambos continuaron viaje.
Al poco tiempo llegaron a una ciudad en la que no consiguieron que nadie los ayudara ni les diera ni siquiera un trozo de pan, y donde la muchedumbre le lanzó los perros para que se fueran.

Una vez que se encontraron a salvo del inesperado ataque y habiendo llegado a las afueras de la ciudad, vieron a la vera del camino una pared derruida; entonces, sorpresivamente, el maestro le pidió a su acompañante que lo ayudara a repararla.
Una vez completamente restaurada, el alumno no pudo contenerse y comenzó con su repertorio de juicios, extrañado como siempre de la conducta del sabio que se empeñaba en devolver bien por mal y mal por bien.

Viendo que su discípulo era incapaz de no proferir juicios y de no hacer preguntas, el maestro decidió despedirlo, pero antes intentó explicarle su conducta.

El barco que había hundido no pudo ser utilizado por el tirano de esa comarca para invadir el territorio de sus vecinos, como era su intención; el joven a quien le torció el tobillo no era el hijo del rey sino un usurpador que había tomado su lugar con la intención de apoderarse del reino; y el muro restaurado ocultaba un tesoro que les legó el padre a dos huérfanos que vivían en esa inhóspita ciudad de donde fueron expulsados, quienes ahora tendrían la oportunidad de tomar el poder, reformar la ciudad y expulsar al perverso rey.

El joven principiante comprendió la lección y se retiró avergonzado, dándose cuenta que aún no estaba preparado para estar dispuesto a elevarse, y estar en condiciones de conocer la verdad.

Este cuento nos enseña a no juzgar sin conocer bien los hechos ni saber los propósitos.

lunes, 2 de julio de 2012

La urgencia de la transformación - Eckart Tolle



"La vida, ya sea de una especie o de una forma individual, muere, o se extingue, o se impone por encima de las limitaciones de su condición por medio de un salto evolutivo siempre que se ve enfrentada a una crisis radical, cuando ya no funciona la forma anterior de ser en el mundo o de relacionarse con otras formas de vida y con la naturaleza, o cuando la supervivencia se ve amenazada por problemas aparentemente insuperables.

Se cree que las formas de vida que habitan este planeta evolucionaron primero en el mar. Cuando todavía no había animales en la superficie de la tierra, el mar estaba lleno de vida. Entonces, en algún momento, alguna de las criaturas se aventuró a salir a la tierra seca. Quizás se arrastró primero unos cuantos centímetros hasta que, agobiada por la enorme atracción de la gravedad, regresó al agua donde esta fuerza prácticamente no existe y donde podía vivir con mayor facilidad. Después intentó una y otra vez hasta que, mucho después, pudo adaptarse a vivir en la tierra, desarrolló patas en lugar de aletas y pulmones en lugar de agallas. Parece poco probable que una especie se hubiera aventurado en semejante ambiente desconocido y se hubiera sometido a una transformación evolutiva a menos que alguna crisis la hubiera obligado a hacerlo. Quizás pudo suceder que una gran zona del mar hubiera quedado separada del océano principal y que el agua se hubiera secado gradualmente con el paso de miles de años, obligando a los peces a salir de su medioambiente y a evolucionar.

El desafío de la humanidad en este momento es el de reaccionar ante una crisis radical que amenaza nuestra propia supervivencia. La disfunción de la mente humana egotista, reconocida desde hace más de 2.500 años por los maestros sabios de la antigüedad y amplificada en la actualidad a través de la ciencia y la tecnología, amenaza por primera vez la supervivencia del planeta. Hasta hace muy poco, la transformación de la conciencia humana (señalada también por los antiguos sabios) era tan sólo una posibilidad a la cual tenían acceso apenas unos cuantos individuos aquí y allá, independientemente de su trasfondo cultural o religioso. No hubo un florecimiento generalizado de la conciencia humana porque sencillamente no era todavía una necesidad apremiante.

Una proporción significativa de la población del planeta no tardará en reconocer, si es que no lo ha hecho ya, que la humanidad está ante una encrucijada desgarradora: evolucionar o morir. Un porcentaje todavía relativamente pequeño pero cada vez más grande de personas ya está experimentando en su interior el colapso de los viejos patrones egotistas de la mente y el despertar de una nueva dimensión de la conciencia.

Lo que comienza a aflorar no es un nuevo sistema de creencias ni una religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final no solamente de las mitologías sino también de las ideologías y de los credos. El cambio viene de un nivel más profundo que el de la mente, más profundo que el de los pensamientos. En efecto, en el corazón mismo de la nueva conciencia está la trascendencia del pensamiento, la habilidad recién descubierta de elevarse por encima de los pensamientos, de reconocer al interior del ser una dimensión infinitamente más vasta que el pensamiento. Por consiguiente, ya no derivamos nuestra identidad, nuestro sentido de lo que somos de ese torrente incesante de pensamientos que confundimos con nuestro verdadero ser de acuerdo con la vieja conciencia. Es inmensa la sensación de liberación al saber que no somos esa "voz que llevamos en la cabeza". ¿Quién soy entonces? Aquel que observa esa realidad. La conciencia que precede al pensamiento, el espacio en el cual sucede el pensamiento, o la emoción o la percepción.

El ego no es más que eso: la identificación con la forma, es decir, con las formas de pensamiento principalmente. Si es que hay algo de realidad en el concepto del mal (realidad que es relativa y no absoluta), su definición sería la misma: identificación total con la forma: las formas físicas, las formas de pensamiento, las formas emocionales. El resultado es un desconocimiento total de nuestra conexión con el todo, de nuestra unicidad intrínseca con "todo lo demás" y también con la Fuente. Este estado de olvido es el pecado original, el sufrimiento, el engaño. ¿Qué clase de mundo creamos cuando esta falsa idea de separación total es la base que gobierna todo lo que pensamos, decimos y hacemos? Para hallar la respuesta basta con observar la forma como los seres humanos se relacionan entre sí, leen un libro de historia o ven las noticias de la noche. Si no cambian las estructuras de la mente humana, terminaremos siempre por crear una y otra vez el mismo mundo con sus mismos males y la misma disfunción.

Un nuevo cielo y una nueva tierra
La inspiración para este libro vino de una profecía bíblica, que parece más aplicable en la actualidad que en ningún otro momento de la historia humana. Aparece tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento y se refiere al colapso del orden existente del mundo y el surgimiento de "un nuevo cielo y una nueva tierra". Debemos comprender aquí que el cielo no es un lugar sino que se refiere al plano interior de la conciencia. Este es el significado esotérico de la palabra y también es el significado que tiene en las enseñanzas de Jesús. Por otra parte, la tierra es la manifestación externa de la forma, la cual es siempre un reflejo del interior. La conciencia colectiva de la humanidad y la vida en nuestro planeta están íntimamente conectadas.

"El nuevo cielo" es el florecimiento de un estado transformado de la conciencia humana, y "la nueva tierra" es su proyección en el plano físico. Puesto que la vida y la conciencia humanas son una con la vida en el planeta, a medida que se disuelva la vieja conciencia deberán producirse simultáneamente unos cataclismos geográficos y climáticos en muchas partes del planeta, algunos ya los hemos comenzado a presenciar."

Fragmento del Libro "Una Nueva Tierra" de Eckart Tolle.

domingo, 1 de julio de 2012

En búsqueda del Maestro - Coelho


"Algunos discípulos pasan la vida preguntándome dónde está la verdad -dijo un maestro-. Así que un día decidí señalar en una dirección cualquiera, intentando demostrar que lo importante es recorrer un camino, y no quedarse pensando en él.

Pero en lugar de mirar en la dirección que le señalaba, el hombre que me había hecho la pregunta comenzó a examinarme el dedo, tratando de descubrir dónde estaba escondida la verdad.

Cuando la gente busca un maestro, debería estar buscando experiencias que puedan ayudarle a evitar ciertos obstáculos. Desgraciadamente, la realidad es otra: recurren a la ley del mínimo esfuerzo, intentando encontrar respuestas para todo. El que desea aprovecharse del esfuerzo del maestro para así no gastar sus energías nunca llegará a ninguna parte, y acabará por sentirse decepcionado.

Quien estudie un poco la historia de Buda, se dará cuenta de que, después de alcanzar la iluminación, se dedicó a hacer que sus discípulos desarrollasen las cualidades necesarias para llegar a la tan anhelada paz de espíritu.

Quien lea los evangelios, reparará en que casi todas las enseñanzas de Jesús tienen lugar en dos circunstancias: bien cuando viajaba, bien alrededor de una mesa. Nada de templos. Nada de lugares escogidos. Nada de prácticas sofisticadas y difíciles: los apóstoles prestaban atención a lo que decía cuando andaba y cuando comía, cosas que hacemos todos los días de nuestras vidas. Precisamente porque las hacemos todos los días, no damos ningún valor a las enseñanzas que están escondidas en nuestros quehaceres diarios. Pensamos que las cosas sagradas son accesibles sólo para los gigantes de la fe y la voluntad, y pensamos que aquello que hacen las personas es demasiado pobre para ser aceptado con alegría por Dios.

En busca de nuestros sueños e ideales, muchas veces colocamos en lugares inaccesibles todo lo que está al alcance de la mano. Cuando descubrimos el error, en lugar de alegrarnos por haber comprendido nuestros fallos, nos dejamos llevar por la culpa de haber dado pasos errados, de haber malgastado nuestras fuerzas en una búsqueda inútil, de haber disgustado a quien deseaba nuestra felicidad. Y es entonces cuando corremos el peligro de acercarnos a los 'maestros' o 'gurús' que nos ayudarán a recuperar el tiempo perdido. Pero no es así: aunque el tesoro esté enterrado en tu casa, sólo lo descubrirás cuando te hayas alejado.

Si Pedro no hubiese experimentado el dolor de la negación, no hubiera sido escogido jefe de la Iglesia. Si el hijo pródigo no hubiese abandonado todo, jamás habría sido recibido con júbilo por su padre. Si Buda no hubiese decidido vivir una vida de sacrificio durante muchos años, jamás hubiera entendido el placer de la alegría.

Algunas cosas en nuestras vidas tienen un sello que dice:
"Sólo comprenderás mi valor cuando me pierdas y me recuperes". De nada sirve querer acortar este caminó. Existe un viejo dictado mágico que dice: "Cuando el discípulo está listo, aparece el maestro".

Pensando en esto, muchas personas se pasan la vida entera preparándose para este encuentro. Cuando se cruzan con el maestro, se entregan por completo, días, meses o años. Pero terminan descubriendo que el maestro no es el ser perfecto que habían imaginado, sino una persona igual a las demás, cuya única función es compartir aquello que ha aprendido. Al verse frente a una persona normal, el discípulo se siente herido. Siente desesperación y el deseo de abandonar la búsqueda, cuando, en realidad, es así como debe ser, es esto lo que nos hace libres para labrarnos nuestro propio camino."

Paulo Coelho.