jueves, 16 de junio de 2011

¿ Qué es el odio ?

"En todas partes puedes ver las fuerzas opuestas del bien y el mal, el amor y el odio. Muchos creen que estas dos fuerzas opuestas en el mundo son Dios y el diablo. He dedicado una buena parte del libro a desechar esta idea. ¿Cómo es posible que Dios y el diablo existan si sólo hay un creador y un poder único en el universo? ¿Dios creó al diablo? O si existe el diablo, ¿creó este a Dios?

Si sólo hay una verdad creativa tras el universo y aceptas el mal como esta verdad, tienes entonces que creer que el odio, la violencia, la fealdad, los prejuicios, la enfermedad, la pobreza y el caos son manifestaciones de esta verdad. 

Y todo el amor y la bondad son falsos. Si aceptas a Dios como la verdad, debes aceptar que el amor es la verdad y que el mal es falso. Y el odio sin duda forma parte de ese mal que es falso.

Para mí, la verdad sobre el odio es que el odio es amor. En efecto, percibo el odio como energía del amor que va en direc­ción contraria. Todo odio puede ser superado por el amor por­que el amor es lo único que existe, o sea que ha de incluir el odio. El sentimiento y la expresión del odio debe invertirse para que vaya en dirección opuesta. En el antiguo Dhammapada se nos recuerda que el odio cesa con el amor, no odiando. Por eso san Francisco pedía a Dios la capacidad de dar amor en presen­cia del odio, y con ello eliminar la ilusión de que el odio existe.

Básicamente, las personas que parecen irradiar odio están pro­yectando su sentimiento de no ser amados. Tienen la impresión de que la vida no les ama. Cuando sientes que la vida no te ama, niegas la presencia del amor, aunque el amor es el elixir que mantiene unido todo el universo. O sea que tomas la presencia de esta fuerza omnipresente llamada amor y la haces girar en dirección opuesta y empiezas a practicar el odio. Una persona que odia es una persona que se siente odiada, y proyecta ese sentimiento.

Cuando te encuentres con alguien que te guarde resenti­miento, puedes estar seguro de que esta persona siente que tú también se lo guardas y hace lo único que puede hacer, que es dar lo que tiene. Si una persona te critica, puedes estar seguro de que sólo proyecta lo que siente que le envían. Estos son ejem­plos de personas que creen que no son amadas y que envían energía desagradable, llena de odio.

Sabemos que Dios es amor, el único poder que se halla en todas partes, de modo que no hay ningún lugar donde este po­der no se encuentre, incluida la persona que odia. Por eso digo que la verdad del odio es que es amor, y que la manera de disol­ver el odio es invertir la dirección y efectuar un esfuerzo amo­roso para convencer al que odia de que es amado. Como pide san Francisco: que donde haya odio, yo siembre amor.
Veamos dónde se encuentra el odio y cómo podemos enviar amor a los problemas que acompañan al odio.

Siembra amor contra el odio del mundo 
En el mundo, lo que conocemos como odio adquiere multitud de formas. Una raza expresa su odio invadiendo o maltratando a otros grupos raciales. Algunas personas controlan los suminis­tros de comida mientras otras se mueren de hambre. La violen­cia sobre otros en forma de matanzas, luchas, insultos e intentos de engaño. Leyes que favorecen a la mayoría que se halla en el poder. Cuando las riendas del poder cambian, la venganza hacia los que antes odiaban se convierte en norma. El odio parece en­gendrar odio.
Somos arrojados a este mundo con una inclinación natural al amor. La mayoría de las veces, cuando te encuentras con alguien que proyecta odio hacia ti, tienes la sensación de que tienes un problema. Como por ejemplo el problema del odio en forma de empleado del gobierno malhumorado que no te escucha y te hace esperar interminablemente. O el problema del odio en forma de acción legal emprendida contra ti sólo para sacarte dinero. O el problema del odio vertido por una persona ávida de poder que te intimida por puro placer. La lista de ejemplos es interminable. Y en cada caso es el odio lo que percibimos como realidad.
Los que odian están firmemente convencidos de que la vida no les ama. Y responden con odio porque se sienten odiados. Es poco frecuente que una persona que siente amor proyecte odio. Ten en cuenta el importante recordatorio bíblico: «Dios es amor». El mal está en la mente del hombre. Todo odio pro­cede de la mente de personas que se sienten desconectadas de Dios y del caudal de energía del amor existente. Cuando caes en su odio también tú estás desconectado. La venganza, la ira, la tristeza y todas las cosas que percibes como problemas son cons­trucciones mentales.

Cuando siembras amor en aquellas circunstancias en que encuentras odio, ocurre algo único. Primero en ti mismo, y des­pués en el campo de energía del odio en el que estás. Cuando empiezas a confiar en el amor y reconoces que al final todos seremos uno con ese amor, causas un gran impacto en la pauta de energía baja del odio. Cada vez que observas a alguien de­mostrando odio, puedes estar seguro de que se siente odiado. Al mismo tiempo, piensa que esta persona es amada por Dios (pues­to que Dios es amor). Como testigo o receptor de ese odio, tú eres una chispa de amor. Si eres capaz de sembrar amor en res­puesta al odio (una de las tres cosas más difíciles para el ser huma­no, que he descrito en el capítulo anterior), a la larga verás que el odio se convierte en amor. Entonces, puedes estar seguro de que el odio sólo es un error creado por la mente del hombre.

En nuestra larga historia de tiranos y dictadores tenemos sobrados ejemplos de personas que vertían su odio sobre los demás porque se sentían odiados. (...)

(...) El odio procede de aquellos que de alguna manera se sienten odiados. Hay dos maneras para ayudarles a cambiar ese sentimiento. Uno, dejando que los que tienen una conducta llena de odio vean que tú personalmente sólo vas a darles amor, y, dos, comprendiendo que Dios les ama incondicionalmente aunque ellos no sepan reconocer esa verdad. San Juan dijo: «El amor re­side en esto, no en nuestro amor por El, sino en Su amor por nosotros». Tu amor absoluto al final hará desaparecer el odio porque el amor absoluto es consciente de que sólo hay una existencia indivisible. Puede que pienses que todo esto del amor parece una teoría demasiado bonita para aplicarla cuando eres víctima del odio de otra persona. Te aseguro que el simple reconocimiento de que el odio es una forma de amor mal dirigido y reflejo de que una per­sona se siente no amada es suficiente para que pierda su poder y desaparezca."

Fragmento del libro   "La Fuerza del Espíritu  " de Wayne Dyer.

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