Detalle de Las 3 edades Gustav Klimt |
Los padres en ocasiones se relacionan con sus hijos, pareja y familia en general desde sus instintos más básicos. Pueden pasar del amor al odio en una amalgama de cambios repentinos de humor, se expresan con conductas bizarras, difíciles de aceptar, manejar y discernir.
Sintiendo que actúan desde el amor pueden ocasionar heridas profundas y dolorosas. Tienden a tomar medidas absurdas que generan malestar y sufrimiento invocando sus razones y alegando su legado de estructuras morales, sociales y familiares.
Son padres que manejan sus relaciones familiares desde el temor, suelen ser vistos como superhéroes o villanos; pero en realidad su estructura interna es en verdad frágil y dependiente. Necesitan del reconocimiento, la obediciencia y la reafirmación constante. Sienten y están convencidos que se les debe constante obediencia y admiración.
Estos padres no aceptan la independencia de sus hijos o parejas y mucho menos tienen ningún derecho a opiniones de valor o toma de decisiones.
Mientras su familia se circunscriba a sus deseos, órdenes y atención este "eje" de familia se senirá realizado, satisfecha y su necesidad de poder y control descansará en sitio seguro para él.
Lamentablemente para ellos, hoy día los padres son seres tolerantes, conscientes de su importancia como modelos y guías para los suyos, estimulan el crecimiento y autonomía de los miembros de su núcleo familiar, capaces de aceptar las ideas de todos y cada uno sin ver en ello una señal de intención de desplazarlo.
Los padres de hoy día buscan el bienestar y sano crecimiento de sus hijos, que sean mejores personas y puedan alcanzar su realización personal. Buscan que los suyos superen las limitaciones con las que ellos debieron enfrentarse y que tengan una paleta de opciones para definir y decidir qué alternativas tomar y bajo que premisas. El amor, la comprensión, la empatía, el perdón, se hacen necesarios en el tránsito por este camino.
No quiero decir con esto que ya no existan padres con estructuras cerradas, sólo que difícilmente hoy día existan hijos, parejas o familiares dispuestos a seguir bajo ese tipo de yugo. El tiempo en que nos desenvolvemos sólo nos lleva al avance continuo, a la realización del individuo, nos empuja en un aprendizaje constante que nos permite ir abriendo puertas y rompiendo estructuras que nos permitan alcanzar bienestar en todo ámbito.
Negarnos al cambio nos lleva a fracasos inevitables, permitirnos avanzar y fluir con el amor como bastión es la base para continuar en el camino del crecimiento y realización del SER.
Tammy Pérez.
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