Hablando del amor...
En general el ser humano siente la necesidad de disfrutar del verdadero amor. Encontrarlo
propondría la culminación de una búsqueda que se ha llevado
constantemente impresa en el alma. Sentir y recibir amor es el estado natural del Ser, es parte de nuestra naturaleza, la esencia de lo que realmente es somos.
Evaluando las experiencias que hemos acumulado en relación con el amor en nuestras vidas podemos enfrentarnos con una grama de sentimientos que, independientemente de lo vivido, enriquecen nuestro tránsito por esta aventura.
En la pluma de Jhon O'Donohue encontramos un vestigio, una ventana, que nos alumbra el camino de este misterio y que de alguna manera nos brinda un sentimiento de bienestar y plenitud; y que podría modificar la forma de ver la experiencia. Para mis amig@s que
se encuentran en esa búsqueda.
Disfrútenlo!!!
Abrazos, Tammy.
"La verdadera amistad o el amor no se fabrican ni conquistan. La
amistad siempre es un acto de reconocimiento. Esta metáfora se puede
hundir en la naturaleza arcillosa del cuerpo humano. Cuando encuentras a
la persona que amas, un acto de reconocimiento antiguo os reúne. Es
como si millones de años antes de que la naturaleza rompiera su
silencio, su arcilla única y la tuya yacieran juntas. Luego, en el ciclo
de las estaciones, esa archilla única se dividió y separó. Cada uno se
alzó como formas individuales de arcilla que alojaban su individualidad y
destino. Sin saberlo, vuestras memorias secretas lloraban la ausencia
mutua.
Mientras vuestros seres de arcilla deambulaban durante
miles de años por el universo, el anhelo del otro, nunca decayó. Esta
metáfora permite explicar cómo se reconocen súbitamente dos almas en el
momento de la amistad. Puede ser un encuentro en la calle, en una
fiesta, en una conferencia, una presentación banal, y en ese momento se
produce el rayo del reconocimiento que enciende las brasas de la
afinidad. Se produce un despertar, una sensación de conocimiento
antiguo. Entrais. Habeis regresado a casa por fin.
En la
tradición clásica esto encuentra una expresión maravillosa en el
Simposio, mágico diálogo de Platón sobre la naturaleza del amor. Platón
vuelve al mito de que en principio los humanos no eran individuos
singulares. Cada persona era dos seres en uno. Luego se separaron; por
consiguiente, uno pasa la vida buscando a su otra mitad. Al encontrarse,
se descubren por medio de este acto de reconocimiento. En la amistad se
cierra un círculo antiguo. Lo que hay de antiguo entre ambos os
cuidará, abrigará y unirá.
Cuando dos personas se enamoran,
pasan de la soledad del exilio a la casa única de su comunión. En las
bodas corresponde reconocer la grada del destino que permitió el
encuentro de estas dos personas. Cada una reconoció en la otra a aquella
en la cual su corazón encontraría refugio. El amor jamás debe ser una
carga, porque hay algo más entre ambos que la presencia mutua."
Fragmento del Libro "Anam Cara El libro de la sabiduría Celta" de Jhon O'Donohue.
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