Cuando hablamos de un pinche tirano se hace referencia a ese ser en nuestro entorno que su placer radica en vivir aguijoneando nuestra importancia personal, es un vil torturador que nos hace la vida imposible, que nos retrasa y se interpone en nuestro camino, es un fetichista cuyo único propósito es incomodar a aquellas personas que reflejan miedos e inseguridad en sus vidas. Cualquiera en tu entorno puede ser un pinche tirano.
En su libro el Fuego Interno, Carlos Castaneda nos dice como es una gran fortuna encontrarnos con un pinche tirano en nuestras vidas, o varios de ellos; es más, nos dice que si no lo tenemos vayamos en busca de uno…
Aquí les dejo un fragmento del libro y en palabras de Castaneda conocerás la importancia de estos personajes en nuestra vida.
Disfruta la lectura! Abrazos!
"La Importancia Personal
El chamanismo mesoamericano que practicaba Don
Juan Matus, recogido por Carlos Castaneda, es un sistema de prácticas que
facilitan el acceso a una realidad aparte. Algunos de los elementos de esta vía
del guerrero son: la figura del chamán o guía, las realidades ordinaria y
aparte, el tonal y el nagual. El trabajo con el ego, los pinches tiranos, la
importancia personal, la cháchara mental, el desapego. Los niveles de atención,
la voluntad del guerrero, los no-haceres, la impecabilidad, el arte del acecho,
la intención, el punto de encaje, el ensueño. Las emanaciones del Águila y los
campos energéticos, etc. Trabajar con los pinches tiranos es el refinamiento
del arte del acecho.
Los pinches tiranos son aquellas personas que
nos aguijonean en nuestra importancia personal (EGO). Es un torturador, alguien
que le hace la vida imposible al guerrero, también tiene el poder de acabar con
él. Cualquiera puede ser un pinche tirano para nosotros. Don Juan dice que el
guerrero que se encuentra con un pinche tirano es afortunado, y si no lo
encuentra, tiene que ir a buscarlo.
Cada uno tiene su particular pinche tirano,
bien sea persona o situación adversa contraria a la propia voluntad,
especialmente aquellas en las que el ego se siente afectado y amenazado.
Situaciones de maltrato, ofensa, humillación, etc.
El pinche tirano nos hace de espejo de nuestra
importancia personal, podemos ver todo aquello que nos hace daño, pero no
queremos desapegarnos de ello. El pinche tirano nos hace de resonador de los
elementos negativos de uno mismo.
Proyectamos nuestros problemas sobre los
pinches, los cuales reflejan nuestros propios conflictos. El problema está en
uno, y tiene que ver con la importancia personal, cuando ésta es muy grande y
no tenemos estrategias para manejar las acciones del pinche tirano, sucumbimos
ante él. Pero si nos enfrentamos a los pinches tiranos desde una posición de
poder, entonces templaran nuestro espíritu de guerrero, y adquirimos la
sobriedad y la serenidad necesarias para enfrentarnos con el mundo de lo
desconocido.
Hacer un buen uso de un pinche tirano y no
morir en el intento, asegura la eliminación de la importancia personal y
prepara a los guerreros a la comprensión de que la impecabilidad es lo más
importante en el camino del conocimiento. Por el contrario, si la persona
sucumbe ante un pinche tirano, quedará derrotada, sucediendo que, o bien se
agrupa y vuelve a la pelea con más tino, o abandona el camino del guerrero y se
convierte en un pinche tirano.
El defecto fatal es tomar demasiado en serio
los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Los
guerreros tienen una buena estrategia bien pensada y están libres de su
importancia personal, comprenden que la realidad no es más que una
interpretación personal que hacemos de la misma.
Don Juan comenta la siguiente experiencia con
un pinche tirano. Apenas tenía veinte años de edad cuando consiguió un empleo
como jornalero en un molino de azúcar. Había un capataz que durante varios años
le hizo la vida totalmente imposible sometiéndole a trabajos forzados y a todo
tipo de vejaciones. Un buen día intentó huir, pero el capataz lo alcanzó y le
pegó un tiro en el pecho, dándole por muerto. Su benefactor lo encontró y le
dijo: «ese capataz es un verdadero tesoro, es algo demasiado raro para ser
desperdiciado. Algún día tienes que volver a esa casa». Y así fue. Volvió al
cabo de tres años, pero con una buena estrategia utilizando los cuatro atributos
del ser guerrero: control y disciplina, impecabilidad, refrenamiento y la
habilidad para escoger el momento oportuno. Don Juan volvió al molino sin ser
reconocido por el capataz. Gracias a su estrategia, no sintió ni pizca de
orgullo cuando era pisoteado en su importancia personal, afinando su espíritu y
teniendo un control en cada situación. Ejerció el arte del acecho y exploró el
carácter y las debilidades del capataz, pues así conocía mejor a su enemigo.
Don Juan se libró de su pinche tirano haciéndole sucumbir ante las propias
pasiones de éste. Había pasado seis meses en el molino y durante ese tiempo
ejerció los cuatro atributos del ser guerrero, logrando el triunfo. Nunca
sintió compasión por sí mismo, ni lloró de impotencia.
La importancia personal es el núcleo de todo
lo que tiene valor en nosotros, siendo al mismo tiempo, el núcleo de toda
nuestra podredumbre. Es el modo en que cada uno construye y maneja la realidad
tratando de autoafirmarse y convencerse de que es real, cuando en realidad es una
ilusión. La importancia personal es nuestro mayor enemigo, por culpa de ella
consumimos gran parte de nuestras vidas sintiendo dolor por las ofensas de los
demás. Es un terrible estorbo, por su culpa nos hacemos vulnerables.
Para erradicar la importancia personal de la
vida de los guerreros hay que seguir las cinco estrategias para alcanzar la
invulnerabilidad. Cinco estrategias o atributos fundamentales del ser guerrero
para erradicar la importancia personal: control y disciplina, impecabilidad,
refrenamiento, la habilidad para escoger el momento oportuno y el intento.
Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero. Los primeros
cuatro elementos pertenecen al mundo de lo conocido. El quinto elemento, el
intento se reserva para la última confrontación, porque pertenece al mundo de
lo desconocido. El sexto elemento es el pinche tirano y pertenece al mundo
exterior del guerrero.
El control y la disciplina se logran cuando
las personas comunes dan el paso para convertirse en aprendices, esto supone un
cambio de ideas con respecto a sí mismos y al mundo, es entonces cuando se
convierten en guerreros. Este proceso les hace capaces del máximo de disciplina
y control sobre sí mismos. Ejercer el control es afinar el espíritu cuando
alguien nos pisotea.
La impecabilidad es el uso adecuado de la
energía. Los guerreros hacen inventarios estratégicos para enfrentarse a sus
enemigos y hacen listas de sus actividades y sus intereses. Después de esto
deciden cuáles pueden cambiarse considerando un mínimo de consumo de la energía
y un máximo rendimiento. El inventario estratégico sólo concierne a patrones de
comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y, por
consiguiente, hay que eliminarlos. El refrenamiento y la habilidad para escoger
el momento oportuno es esperar con paciencia, sin prisas y sin angustia el
momento oportuno para «clavarle la espada» al pinche tirano. Gracias a estos
atributos, los guerreros se convierten en hombres de conocimiento, aprenden a
ver, haciéndose videntes."
Carlos Castañeda.
El fuego interno.
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