“No me identificado con nada, estoy identificado con Todo”
Cuando hablamos acerca de la meditación, en realidad estamos hablando sobre cómo llegar a conocer tu propia mente, y haciendo esto, entrar en una condición libre de ego. En esta reflexión se halla el por qué a veces se habla de la meditación como un entrenamiento de la atención. Puede ser que la meditación nos lleve a alturas insospechadas y glorias de percepción cósmica, pero primero debemos conocer a fondo nuestra mente.
Para alcanzar realmente una comprensión de tu mente debes utilizar unas técnicas muy simples. Y una de las más importantes: sentarte quieto y sistemáticamente aplicar las técnicas.
En primer lugar, es aconsejable encontrar un espacio silencioso y un tiempo silencioso.
Una almohada firme o un cojín de meditación llamado “zafu” es de gran ayuda. Siéntate en él con la espalda recta y las piernas cruzadas en posición de loto completa o en una posición más sencilla, como sentarte en una silla con los pies firmes en el suelo.
En ambos casos, la posición, con las manos sobre las rodillas, mantener la cabeza erguida, los ojos entreabiertos y mirando hacia abajo, al suelo, justo al frente tuyo. Esto es para disminuir la tendencia a dormitar o fantasear. Una vez estés sentado, sigues tu respiración, apuntando a tu exhalación como punto de atención.
Cuando los pensamientos surjan, sólo, presta atención y conscientemente disuelve el pensamiento con la exhalación. Si tienes que moverte o tienes un picor, primero ve si puedes dejar que el impulso pase. Si realmente debes rascarte, hazlo deliberada y conscientemente. Intenta sentarte de esta manera durante una media hora si puedes, o incluso una hora. Después de un tiempo, encontrarás que una hora no es tiempo suficiente como para calmar tu mente, así que entonces, si puedes, intenta sentarte durante dos horas.
Te darás cuenta, por supuesto, que tus pensamientos pueden ser de la naturaleza de un torrente, muy difícil de controlar, y puedes tener largos lapsus entre que recuerdas disolver los pensamientos y volver a la respiración. Este es el punto del esfuerzo en la meditación. Es lógico tardar un tiempo en lograr llegar a esta fase.
El punto es recordar disolver el pensamiento al exhalar. En algún momento puedes notar que hay en realidad momentos libres de pensamientos. Estos son los momentos que tienes que esforzarte en cultivar. Aquellos momentos entre los pensamientos son la veta del tesoro ¿Por qué? Porque es el espacio libre de conceptos más allá de tu ego.
Te darás cuenta o te preguntarás a ti mismo: ¿Quién está creando estos pensamientos? ¿Dónde reside esta persona? ¿Quién es la persona que está masticando estos pensamientos y por qué? ¿Cómo surgen los pensamientos compulsivos? ¿Y quién es el que los mantiene después de que surjan? ¿Y quién es el que los disuelve con la exhalación?
También podrías preguntarte: ¿Cuál es la naturaleza de la mente? ¿Quién está siendo consciente? ¿Este estado de mente ha existido siempre? ¿Es mente lo mismo que espacio? ¿Quién sabe? ¿Existe una conciencia que es autoexistente aparte de tus propios pensamientos? ¿De donde viene?
¿Quién está meditando? El estado libre de pensamiento o apego es el estado libre de ego. Uno de los puntos de la mediación es llegar a conocer la diferencia entre los estados egoico y no-egoico, pero sin hacer juicio, porque este es en realidad el punto en el cual puedes comenzar a desarrollar auto-aceptación y compasión.
En Meditación Galáctica, el vacío no es en realidad vacío, sino densidad telepática. Si eres capaz de sentarte durante un espacio de tiempo sin que ningún pensamiento te entretenga, sino simplemente experimentando la condición luminosa y auto-originada de la mente, puedes darte cuenta que mientras el espacio es carente de cualquier conceptualización, no es en realidad “vacío”. Hay una especie de efecto de “ruido blanco” que se extiende por toda la textura del espacio. Este efecto de ruido blanco es en realidad el “zumbido” del terreno telepático de la realidad. Este “zumbido” es el texto telepático del servicio de mensajería interdimensional.
Es importante afinarse con este “zumbido” y mantenerse afinado a él, pero sin buscar ni rechazar, ni siquiera tratar. Esta densidad telepática proporcionará, de vez en cuando, mensajes. No intentes descifrar ni te esfuerces por oír, sino simplemente sigue la técnica de meditación mientras prestas atención a la densidad telepática. “Es dentro de esta densidad telepática donde eventualmente entrarás y luego pasarás a otra dimensión”. A esta experiencia no conceptual de densidad telepática estarás también aplicando los códigos del orden sincrónico, en particular aquellos que tienen que ver con teleportación sensorial y viaje en el tiempo.
Así que el propósito más claro de esta meditación es que tú estés en contacto con Dios, o quizás más precisamente, con la Presencia de Dios. Es a causa de que aprendes a permanecer en contacto con la presencia de Dios, a través de prolongados periodos de tiempo, que puedes desarrollar los así llamados “poderes divinos”. Estos son los poderes del conocimiento de Maya y de la naturaleza de manomaya. Esto es como la apertura de la Meditación Galáctica y la Holomente se convierte en una ruta directa para comprender y participar en los poderes de la Segunda Creación- la recompensa por limpiar tu alma y tomar conciencia del tiempo- al cierre del ciclo.
Cuando hablamos acerca de la meditación, en realidad estamos hablando sobre cómo llegar a conocer tu propia mente, y haciendo esto, entrar en una condición libre de ego. En esta reflexión se halla el por qué a veces se habla de la meditación como un entrenamiento de la atención. Puede ser que la meditación nos lleve a alturas insospechadas y glorias de percepción cósmica, pero primero debemos conocer a fondo nuestra mente.
Para alcanzar realmente una comprensión de tu mente debes utilizar unas técnicas muy simples. Y una de las más importantes: sentarte quieto y sistemáticamente aplicar las técnicas.
En primer lugar, es aconsejable encontrar un espacio silencioso y un tiempo silencioso.
Una almohada firme o un cojín de meditación llamado “zafu” es de gran ayuda. Siéntate en él con la espalda recta y las piernas cruzadas en posición de loto completa o en una posición más sencilla, como sentarte en una silla con los pies firmes en el suelo.
En ambos casos, la posición, con las manos sobre las rodillas, mantener la cabeza erguida, los ojos entreabiertos y mirando hacia abajo, al suelo, justo al frente tuyo. Esto es para disminuir la tendencia a dormitar o fantasear. Una vez estés sentado, sigues tu respiración, apuntando a tu exhalación como punto de atención.
Cuando los pensamientos surjan, sólo, presta atención y conscientemente disuelve el pensamiento con la exhalación. Si tienes que moverte o tienes un picor, primero ve si puedes dejar que el impulso pase. Si realmente debes rascarte, hazlo deliberada y conscientemente. Intenta sentarte de esta manera durante una media hora si puedes, o incluso una hora. Después de un tiempo, encontrarás que una hora no es tiempo suficiente como para calmar tu mente, así que entonces, si puedes, intenta sentarte durante dos horas.
Te darás cuenta, por supuesto, que tus pensamientos pueden ser de la naturaleza de un torrente, muy difícil de controlar, y puedes tener largos lapsus entre que recuerdas disolver los pensamientos y volver a la respiración. Este es el punto del esfuerzo en la meditación. Es lógico tardar un tiempo en lograr llegar a esta fase.
El punto es recordar disolver el pensamiento al exhalar. En algún momento puedes notar que hay en realidad momentos libres de pensamientos. Estos son los momentos que tienes que esforzarte en cultivar. Aquellos momentos entre los pensamientos son la veta del tesoro ¿Por qué? Porque es el espacio libre de conceptos más allá de tu ego.
Te darás cuenta o te preguntarás a ti mismo: ¿Quién está creando estos pensamientos? ¿Dónde reside esta persona? ¿Quién es la persona que está masticando estos pensamientos y por qué? ¿Cómo surgen los pensamientos compulsivos? ¿Y quién es el que los mantiene después de que surjan? ¿Y quién es el que los disuelve con la exhalación?
También podrías preguntarte: ¿Cuál es la naturaleza de la mente? ¿Quién está siendo consciente? ¿Este estado de mente ha existido siempre? ¿Es mente lo mismo que espacio? ¿Quién sabe? ¿Existe una conciencia que es autoexistente aparte de tus propios pensamientos? ¿De donde viene?
¿Quién está meditando? El estado libre de pensamiento o apego es el estado libre de ego. Uno de los puntos de la mediación es llegar a conocer la diferencia entre los estados egoico y no-egoico, pero sin hacer juicio, porque este es en realidad el punto en el cual puedes comenzar a desarrollar auto-aceptación y compasión.
En Meditación Galáctica, el vacío no es en realidad vacío, sino densidad telepática. Si eres capaz de sentarte durante un espacio de tiempo sin que ningún pensamiento te entretenga, sino simplemente experimentando la condición luminosa y auto-originada de la mente, puedes darte cuenta que mientras el espacio es carente de cualquier conceptualización, no es en realidad “vacío”. Hay una especie de efecto de “ruido blanco” que se extiende por toda la textura del espacio. Este efecto de ruido blanco es en realidad el “zumbido” del terreno telepático de la realidad. Este “zumbido” es el texto telepático del servicio de mensajería interdimensional.
Es importante afinarse con este “zumbido” y mantenerse afinado a él, pero sin buscar ni rechazar, ni siquiera tratar. Esta densidad telepática proporcionará, de vez en cuando, mensajes. No intentes descifrar ni te esfuerces por oír, sino simplemente sigue la técnica de meditación mientras prestas atención a la densidad telepática. “Es dentro de esta densidad telepática donde eventualmente entrarás y luego pasarás a otra dimensión”. A esta experiencia no conceptual de densidad telepática estarás también aplicando los códigos del orden sincrónico, en particular aquellos que tienen que ver con teleportación sensorial y viaje en el tiempo.
Así que el propósito más claro de esta meditación es que tú estés en contacto con Dios, o quizás más precisamente, con la Presencia de Dios. Es a causa de que aprendes a permanecer en contacto con la presencia de Dios, a través de prolongados periodos de tiempo, que puedes desarrollar los así llamados “poderes divinos”. Estos son los poderes del conocimiento de Maya y de la naturaleza de manomaya. Esto es como la apertura de la Meditación Galáctica y la Holomente se convierte en una ruta directa para comprender y participar en los poderes de la Segunda Creación- la recompensa por limpiar tu alma y tomar conciencia del tiempo- al cierre del ciclo.