miércoles, 11 de abril de 2012

El Arte de Vivir


Charles Chaplin escribió que la vida es tan corta que solo nos alcanza para ser amateurs. Esta afirmación también se puede aplicar al llamado arte de vivir. Cuando ya vamos aprendiendo, la función se termina. No hay recetas mágicas, y cada persona sabe en qué consiste su particular modo de alcanzar ese arte. Los grandes filósofos se han ocupado de ello. Y, por supuesto, los psicólogos.
 
A continuación les dejo un fragmento del libro "El Arte de Vivir" de Jiddu Krishnamurti. Me parece sumamente interesante el  enfoque que nos presenta. Una perspectiva sencilla y fresca que nos hace reflexionar sobre tan controversial tema.

Deseo disfruten la lectura...
Besos!

"El problema de la disciplina es realmente muy complejo, porque la mayoría de nosotros piensa que mediante alguna forma de disciplina tendremos finalmente la libertad. La disciplina es el cultivo de la resistencia, ¿no es así? Pensamos que resistiendo, erigiendo internamente una barrera contra algo que considerarnos malo, seremos más capaces de comprenderlo y de tener libertad para vivir plenamente; pero eso no es un hecho, ¿verdad? Cuanto más resisten o luchan contra algo, tanto menos lo comprenden. Ciertamente, es sólo cuando hay libertad, verdadera libertad para pensar, para descubrir, cuando uno puede llegar a saber alguna cosa.

Pero la libertad, obviamente, no puede existir dentro de una estructura. Y casi todos nosotros vivimos en una estructura, en un mundo creado por ideas, ¿no es así? Por ejemplo, sus padres y sus maestros les dicen lo que está bien y lo que está mal, qué es dañino y qué es beneficioso. Y ustedes saben lo que dice la gente, lo que dice el sacerdote, lo que dice la tradición y lo que han aprendido en la escuela. Todo eso forma una especie de cercado dentro del cual viven, y, viviendo dentro de ese cercado, dicen que son libres. ¿Lo son? ¿Puede un hombre ser libre alguna vez, en tanto esté viviendo en una prisión?

Por lo tanto, uno ha de demoler los muros que lo mantienen preso en la tradición y descubrir por sí mismo qué es lo real, lo verdadero. Tiene que experimentar y descubrir por su cuenta, y no seguir meramente a alguien, por noble o estimulante que sea esa persona y por feliz que uno pueda sentirse en su presencia. Lo importante es ser capaz de examinar, no sólo aceptar, todos los valores creados por la tradición, todas las cosas que la gente ha dicho que son buenas, beneficiosas, valiosas. En el momento en que aceptan, empiezan a amoldarse, a imitar; y el amoldarse, el imitar, el seguir, jamás pueden hacer que uno sea libre y dichoso.

Nuestros mayores dicen que ustedes deben ser disciplinados. La disciplina se la imponen ustedes a sí mismos y les es impuesta por otros, desde fuera. Pero lo importante es estar libres para pensar, para inquirir, de modo que puedan empezar a descubrir por sí mismos. Por desgracia, la mayoría de la gente no quiere pensar, no quiere descubrir; tiene mentes cerradas. Pensar profundamente, investigar las cosas y descubrir por uno mismo lo que es verdadero, resulta muy difícil; requiere percepción alerta, investigación constante, y la mayoría de las personas no tiene ni la disposición ni la energía para eso. Dicen: "usted sabe mejor que yo; usted es mi gurú, mi maestro, y yo le seguiré".

Es entonces muy importante que desde la más tierna edad estén ustedes libres para descubrir y no se hallen cercados por un muro de "debes" y "no debes", porque si les dicen constantemente lo que deben y lo que no deben hacer, ¿qué ocurrirá con su inteligencia? Serán entidades irreflexivas que solamente siguen una carrera, a las que sus padres les dicen con quién deben casarse o no casarse; y eso, evidentemente, no es la acción de la inteligencia. Ustedes podrán pasar sus exámenes y ser muy prósperos, podrán tener buenas ropas y estar llenos de joyas, podrán gozar de amigos y de prestigio, pero en tanto estén atados por la tradición, no puede haber inteligencia.

La inteligencia, por cierto, adviene sólo cuando tenemos libertad para investigar, para considerar cuidadosamente las cosas y descubrir; de ese modo nuestra mente se vuelve muy activa, muy alerta y clara. Entonces somos individuos plenamente integrados, no entidades temerosas que, no sabiendo qué hacer, sienten internamente una cosa y exteriormente se ajustan a algo diferente.

La inteligencia les exige que rompan con la tradición y vivan su propia vida, pero están cercados por las ideas de sus padres acerca de lo que deben y lo que no deben hacer y por las tradiciones de la sociedad. En consecuencia, hay un conflicto desarrollándose internamente, ¿no es así? Ustedes son todos jóvenes, pero no creo que sean demasiado jóvenes como para no darse cuenta de todo esto. Quieren hacer algo, pero sus padres y maestros les dicen: "no lo hagas". Por eso tiene lugar una lucha interna, y en tanto no resuelvan esa lucha estarán atrapados en el conflicto, en la pena, en el dolor, deseando perpetuamente hacer algo y estando impedidos de hacerlo.

Si lo investigan cuidadosamente, verán que la disciplina y la libertad son contradictorias, y que al buscar la verdadera libertad se pone en marcha un proceso diferente que trae su propia clarificación, de modo tal que ustedes simplemente no hacen ciertas cosas.

Mientras son jóvenes, es muy importante que estén libres para descubrir y se les ayude a que descubran lo que realmente quieren hacer en la vida. Si no lo descubren mientras son jóvenes, jamás lo descubrirán y ya nunca serán individuos libres y dichosos. La semilla debe ser sembrada ahora, de modo que comiencen ahora a tomar la iniciativa.

En el camino, han pasado frecuentemente junto a aldeanas que llevan pesadas cargas, ¿no es así? ¿Qué sienten respecto de ellas? Esas pobres mujeres con los vestidos rotos y sucios, con comida insuficiente, que trabajan día tras día por un jornal de hambre, ¿sienten algo por ellas? ¿O están ustedes tan atemorizados, tan ocupados consigo mismos, con sus exámenes, con su apariencia, con sus saris, que jamás les prestan atención? Cuando las ven pasar junto a ustedes, ¿qué sienten? ¿Sienten que son mucho mejores, que pertenecen a una clase más alta y que, por lo tanto, no necesitan tener consideración por ellas? ¿No quieren ayudarlas? ¿No? Eso indica cómo piensan. ¿Acaso están todos tan embotados por siglos de tradición, por lo que dicen sus padres y sus madres, son tan conscientes de que pertenecen a cierta clase, que ni siquiera miran a los aldeanos y aldeanas? ¿Están realmente tan ciegos que no saben lo que pasa alrededor de ustedes?

Es el temor, temor a lo que dirán sus padres, sus maestros, temor a la tradición, temor a la vida, lo que destruye gradualmente la sensibilidad, ¿no es así? ¿Saben lo que es la sensibilidad? Ser sensible es sentir, recibir impresiones, tener simpatía por aquellos que sufren, tener afecto, damos cuenta de las cosas que suceden alrededor de nosotros. Cuando está repicando la campana del templo, ¿se dan cuenta de ello? ¿Escuchan el sonido? ¿Alguna vez ven la luz del sol sobre el agua? ¿Se dan cuenta de la gente pobre, de los aldeanos que han sido controlados, oprimidos durante siglos por los explotadores? Cuando ven a un sirviente que lleva una alfombra pesada, ¿le prestan ayuda?

Todo esto implica la sensibilidad. Pero ya lo ven, la sensibilidad se destruye cuando nos imponen una disciplina, cuando sentimos temor o nos interesamos mucho por nosotros mismos. Interesamos por nuestra apariencia, por nuestros saris, pensar todo el tiempo en nosotros mismos -cosa que casi todos hacemos en una u otra forma-, es ser insensibles, porque entonces la mente y el corazón están cerrados y perdemos toda apreciación de la belleza.

Ser realmente libre implica una gran sensibilidad. No hay libertad si estamos cercados por el interés propio o por distintos muros de disciplinas. En tanto nuestra vida sea un proceso de imitación no puede haber sensibilidad ni libertad. Es esencial, mientras están aquí, sembrar la semilla de la libertad, lo cual implica despertar la inteligencia; porque con esa inteligencia podrán ustedes abordar todos los problemas de la vida."

Jiddu Krishnamurti
El Arte de Vivir

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