miércoles, 11 de julio de 2012

Tus posesiones no agregan nada a lo que Eres...


Cada elemento de la creación es lo que es. No hay nada que pueda existir si no es lo que es. Parece obvio... ni las naranjas ni los mangos pensarían en ser otra cosa que lo que son y todas sus semillas son para perpetuar lo que son.

Pero... en un mundo en el que los medios de comunicación pueden sembrar cualquier creencia en la mente de los seres humanos es necesario que nos preguntemos ¿qué somos? ¿qué queremos? ¿hacia dónde vamos? porque de lo contrario podemos ser víctimas de aquellos que manejan el contenido de los medios de comunicación. El ser humano no es lo que tiene sino lo que es. Y hay que ser lo que se es, de lo contrario nos convertimos en cosas, números, consumidores... y a estas “cosas” se les puede manejar, descartar, mover, según conveniencia.

¿Quiénes somos? ¿Qué somos? Somos ante todo conciencias con el poder de pensar y elegir. Cuando no puedo elegir, creo que pienso pero en realidad otros piensan por mí. Elegir y pensar van de la mano. La conciencia, para ser lo que es, necesita un espacio de libertad, una dimensión en la que pueda pensar y elegir. ¿Cómo sustraernos a todas las influencias en este siglo de la informática, en donde las ciencias de la manipulación mental están tan desarrolladas que se las considera honorables?

Encuentro solo un camino, el de siempre, el que no cuesta un centavo, el que está en nosotros desde que somos lo que somos, el camino hacia el propio ser marcado por una espiritualidad esencial, una verdadera espiritualidad que nos lleve de la información a la experiencia, que nos conduzca del camino objetivo al subjetivo y nos muestre la realidad del alma, no como algo que se aprende en un libro sino como algo que se experimenta y se siente.

Hoy más que nunca tenemos que preservar “lo que somos”, almas pasando por la experiencia de vivir en la materia. Recuperar el alma en la conciencia, reconocer que por encima de todos los valores materiales están los valores del alma, aquellos que llamamos los del espíritu humano.

Uno es lo que es, no lo que tiene. Ninguna de tus posesiones le añade valor a lo que eres aunque el mundo conspire ante esta verdad tan obvia. Dentro del mundo de los valores materiales, lo obvio suele esconderse y la única alternativa que tenemos para reconocer la verdad está dentro de cada uno de nosotros.

El corazón nos llama, el alma espera. El mundo de las apariencias vibra ante esta llamada y es energetizado por el mundo de las cualidades, de los valores, que a su vez vibra y es energetizado por el mundo del propósito, de la voluntad. Ese propósito es el Plan, el arquetipo que, debido a las limitaciones de las “apariencias” que aún no responden a la cualidad, que no reconocen su alma, permanece oculto.

El peligro en el que nos encontramos radica en que los falsos valores, aquellos que sostienen “las apariencias”, están comandando nuestro mundo y amenazando su estabilidad, haciendo menos permeable las formas al influjo de la energía del alma. Esto sucede siempre que prevalecen los valores materiales. Pero llegó Acuario. La Nueva Era está en camino y nada podrá impedir el designio de las estrellas. El impulso que conduce a la síntesis es ahora muy fuerte para que sea demorado. La conciencia del alma clama por expresar su sentido de profunda unidad y revelar en el mundo material la verdad del hecho de la integración de las formas.

¿Cómo saber cuándo los falsos valores tratan de imponerse? Cuando de alguna forma estén expresando distancias entre los seres humanos, distancias que pueden esconderse dentro de la retórica de la expresión pero que se evidencian en la acción. ¿Por qué la humanidad expresa en este tiempo, como nunca antes, una división tan dolorosa como es aquella que señala a los que comen de los que no comen? Sólo puede ser expresión de una civilización que se alejó de la misma esencia del ser humano y confundió el ser con el tener....

El contacto con el alma nos salva, nos abstrae del mundo de los falsos valores y de la propaganda. Pero, en medio de la situación actual que parece conducirnos a la guerra, ¿cómo lograrlo?. Es necesario entrar en un estado de flujo que es lo contrario al esfuerzo que nos empuja al ataque. Para salirnos de la contienda, en medio de la guerra, necesitamos un espacio auspicioso. Y es ahí en donde la Naturaleza nos ayuda con su mágica influencia y todas sus criaturas que ya viven de lleno la Nueva Era.

Cuando tengas una pregunta que tu corazón no pueda responder, pregúntale al Deva de la Montaña, el Deva del viento, a los grandes seres Directores de los elementos de la Tierra y tendrás las respuestas. Toda la vida habla en cada flor, en cada pequeña parte de la creación, en la interminable red inteligente que llamamos la Naturaleza. Ellos nos hacen el by pass, nos conectan con el alma, mientras que el intelecto nos aleja cuando se atrapa en la guerra, el esfuerzo, la contienda.

Busca tu espacio, y si no lo encuentras en tu mundo externo, fabrícalo en tu mundo interno. ¿Dónde está tu límite? En donde colocas tu conciencia. Puede ser la montaña, el mar, una constelación... Penetra en el estado de flujo, de juego en el que puedes soltarte y entregarte al alma. Más que un pensamiento, es una entrega. No desees otra cosa que el bien para todos y abre tu corazón a la gran conjunción humano dévica. Suspende todo deseo que te condiciona y te mantiene en los estados inferiores del mundo interno.

Hoy, los vientos de Acuario nos ayudan. No te sientas culpable si, en medio del dolor y la contienda, eres feliz porque el alma fluye libremente en ti, porque en ese acto estás sirviendo a la humanidad mucho más efectivamente que en tu trinchera, atacando al enemigo, no importa que creas que la causa es la más justa...

Eres lo que eres no lo que tienes. Eres el alma, la conciencia, la vida divina expresándose en la forma. Vive lo que eres. Sé lo que eres.

Salud Holística

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