La intención como concepto es básicamente
el deseo genérico y focalizado de obtener un resultado. La intención no
proporciona detalles por lo tanto da libertad a la energía creadora para que se
manifieste.
La intención pide un deseo fuerte y claro
pero no pone barreras a cómo debe llegarnos y deja que los escenarios posibles
se vayan creando por sí sólos. Esto conlleva dejarse llevar por la vida,
dejarse fluir, confiar. Estar cien por ciento seguro que lo que nos llegue será
el mejor escenario para nosotros.
El siguiente es un fragmento del libro
"El Poder de la Intención" de Wayne Dyer. En el nos deja algunos
puntos de vista interesantes relacionados con la vía a tomar para controlar la
inherencia del ego en nuestras vidas y cómo lograr el acercamiento con la
Energía universal de la Intención.
Disfruten la lectura! Abrazos de paz!!!
Tammy.
"He aquí siete recomendaciones para
ayudarte a trascender esas arraigadas ideas de vanidad. Todas ellas está destinadas
a evitar que te identifiques en una clave fasa con el ego y la vanidad.
No te sientas ofendido. La conducta de los demás no es razón para
quedarte inmovilizado. Lo que te ofende solo contribuye a debilitarte. Si
buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por
tres. Es tu ego en plena
acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Pero puedes
convertirte en degustador de la vida y corresponderte con el Espíritu universal
de la Creación. No puedes alcanzar la fuerza de la intención sintiéndote
ofendido. Por supuesto, actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan
de la identificación masiva con el ego, pero vive en paz. Como nos recuerda A
Course in Miracles (Curso de Milagros): “La paz es de Dios; quienes formáis
parte de Dios no estáis a gusto salvo en su paz”. Sentirse ofendido crea la
misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al
contraataque y a la Guerra.
Libérate de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividirnos entre ganadores
y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto
consciente con la intención. ¿Por qué? Porque, en última instancia, es
imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven,
más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte
insignificante y despreciable.
Tu no eres tus victorias. Puede que te
guste la competencia y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo,
pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos. No existen perdedores
en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Lo que
puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto nivel en comparación
con el nivel de otras personas ese mismo día. Pero ho yes otro día, y hay que
tener en cuenta otros competidores y otras circunstancias. Tú sigues siendo la
presencia inficita en un cuerpo que es unn día (o una década) mayor. Olvídate
de la necesidad de ganar no aceptando que lo opuesto es perder. Ese es el miedo
del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no importa, si
no te identificas exclusivamente con tu ego. Adopta el papel de observador,
mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz,
correspóndete con la energía de la intención e, irónicamente, aunque apenas lo
notes, en tu via surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras ellas.
Libérate de la necesidad de tener la
razón. El
ego es fuente de conflictos y desensiones porque te empuja a hacer que los
demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la
intención. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está
libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener
siempre la razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego:
“No soy tu esclavo. Quiero abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener la
razón. Aún más, voy a ofrecerle a esta persona la posibilidad de que se sienta
major diciéndole que tiene razón y darle las gracias por haberme encaminado
hacia la verdad”.
Cuando te olvidas de la necesidad de tener
razón puedes fortalecer la conexión con la fuerza de la intención, pero ten en
cuenta que el ego es un combatiente muy resuelto. He visto personas dispuestas
a morir antes de dejar de tener la razón. He visto como acaban relaciones
maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar la siempre la
razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego
parándote en medio de una discussion para preguntarte: “¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener la razón?”
Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión
con la intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva
conexión con la fuerza de la intención. La Fuente univesversal empezará a colaborar
contigo en la creaión de la vida que la intención quiere que lleves.
Libérate de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene nada que ver
con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes.
Céntrate en tu crecimiento, con constante consciencia de que no hay nadie mejor
que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Todos
tenemos la mission de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y
tenemos canto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es possible
cuando te consideras superior a los demás. No por Viejo es menos cierto este
dicho: Todos somos iguales ante los ojos de Dios. Olvídate de la necesidad de
sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos No valores a los demás
basándote en su aspecto, sus logros, sus posesiones y otros baremos impuestos
por el ego. Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te
devuelven, y te lleva al resentimiento y en última instancia a sentimientos de
hostilidad. Estos sentimientos se convierten en el vehículo que te aleja de la
intención. A curse in Miracle habla de la necesidad de ser especial y superior:
“El sentirse especial siempre establece comparaciones. Se produce por una
carencia que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no perdiendo de
vista la carencia que puede percibir”.
Libérate de la necesidad de tener más. El mantra del ego es más. Por mucho que
logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te versa luchando
continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad
ya la has alcanado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente
de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como sit e
llegara más de lo que deseas. Como estás desapegado de esa necesidad, te
resulta más fácil trasmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco
que necesitas para sentirte satisfecho y en paz.
La Fuente universal está satisfecha de sí
misma, en continua expansion y creando nueva vida, sin intentar jamás aferrarse
a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y se desliga. Cuando te
desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente.
Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas, sin exigir que se te
presente nada más. Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que
nos dio San Francisco de Asís: “… es dar cuando recibimos”. Al permitir que la
abundancia fluya hasta ti y a través de ti, estableces correspondencia con la
Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo.
Libérate de la necesidad de identificarte
con tus logros. Puede resultar un concepto difícil si
piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Dios escribe toda la música, Dios
canta todas las canciones, Dios construye todos los edificios, Dios es la
fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue
sintonizando con esta idea. Todo emana de la Fuente. Tú y tu Fuente
sois uno y el mismo! No eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador.
Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la
motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribúyele
todo el mérito a la fuerza de la intención que te dio la existencia y de la que
formas parte materializada. Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus
logros más conectado estarás con las siete caras de la intención, más libre
serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia. Cuando te apegas
a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tu solo es cuando abandonas la paz
y la gratitud de tu Fuente.
Libérate
de tu fama. La
fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por
consiguiente, no ejerces ningún control sobre ellas. Si hablas con treinta
personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa
escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en lo que tu voz
interior te dice que es tu meta aquí. Si te preocupas demasiado por cómo te van
a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te
guíen las opiniones de los demás. Así funciona el ego. Es una ilusión que se
alza entre ti y la fuerza de la intención. No hay nada que no puedas hacer a
menos que te desconectes de la fuerza y te convenzas de que tu meta consiste en
demostrarles a los demás tu superioridad y autoridad y dediques tu energía a
intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás. Haz lo que
haces según la orientación de tu voz interior, siempre conectada con tu fuente
y agradecida de ella. Mantén tu propósito, deslígate de los resultados y acepta
la responsabilidad de lo que reside en ti: tu carácter. Deja que otros discutan
sobre tu fama; no tiene nada
que ver contigo. O como dice el título de un libro: Lo que pienses de mí no es
asunto mío.
Este es el ultimo de los tres grandes
obstáculos para conectarte a la intención: tus pensamientos, tu energía y tu
vanidad."
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