miércoles, 18 de mayo de 2011

Ayudas a otros o a ti mismo?

En ocasiones ayudar a otros; llámense estos otros: amigos, familiares, conocidos, vecinos... Se torna un poco confuso, por que en medio de este caos, el ego busca su propia posición y su propia indulgencia, deseando el protagonismo y en la espera de una supuesta retribución por el bien o confort aportado a la persona que requiere de ayuda o apoyo. Por lo tanto, desentendernos de nosotros y ocuparnos en el otro cuesta un poco de esfuerzo por la disyuntiva en la que nos coloca la situación. 

El siguiente artículo nos da cierta luz para enfrentar estas situaciones. El autor hace incapié en el hecho del conocimiento y la experiencia como punto de apoyo en el momento de prestar ayuda, sin embargo, siento que sólo con estar al lado de la persona que requiera de nuestro apoyo insuflándoles energía, positivismo, amor, sentido de solidaridad es un modo especial de darle un tono dulzón al momento amargo que vive el otro... Disfrúten la lectura!!!

"Cuando se desea ayudar a otra persona, es porque en alguna medida nos identificamos con su dolor. Es posible que lo que le ocurre ya lo hayamos vivido nosotros, o tememos que nos pase. Y si bien esto justifica nuestro deseo de ayudar, si lo hacemos proyectando en el otro nuestro porpio dolor, no tendremos la fuerza suficiente para sacarlo adelante. Por eso si queremos ayudar en verdad, tenemos que superar nuestro dolor interno. Para saber si nuestros miedos o heridas han sanado, analicemos nuestras emociones. Si lo que le sucede a la otra persona nos causa sufrimiento, primero debemos ocuparnos de nosotros.

Ser alumno y maestro
Cuando superamos una situación difícil, disponemos de erramientas para combatir, y no sólo buenos consejos. Por eso, hablar de nuestras experiencias puede allanar el camino a otros a salir de sus problemas. Cuanto más claramente sepamos cómo lo hicimos, más luz tendremos para guiar a otros.


No esperar nada a cambio
Sin duda no esperamos ser recompensados por ayudar, pero cuando esperamos que el otro cambie, que use nuestra ayuda, que la valore o al  menos que la acepte, hay un deseo implícito de retribución. Y esto es una trampa que nos lleva inevitablemente a la frustración. Ayudar consiste en acompañar al otro, darle apoyo y ofrecerle una visión más amplia de la vida, respetando siempre su libre albedrío; es decir, nosotros ponermos una parte, y él pone la suya a su tiempo y con sus propios recursos.

Es una relación de dos
Tendemos a pensar que la ayuda es sólo de ida, y que darla nos pone en una situación de privilegio. Pero debemos admitir con humildad que compartimos un aprendizaje con la persona a la que ayudamos y, en ese sentido, ambos ganamos. Al reconocer que lo único que nos distingue del otro es la situación por la que atraviesa, podemos dejar de sentirnos superiores o distintos a él. Esto nos lleva a sentir paz interior de inmediato, pues las alegrías del corazón se imponen a las presunciones del ego.

Aceptar al otro tal como es
La fuerza que la otra personas necesita para salir adelante no saldrá de nosotros, sino de su interior, y eso depende de la rapidez con que recupere su autoestima. Por eso, aceptar al otro tal y como es, evitar los prejuicios, las comparaciones y las críticas es un paso para ayudarlo.

Todos podemos dar la mejor ayuda. Querer hacerlo es un buen punto de partida, entendiendo que ayudar también implica conocimiento, experiencia y, sobre todo, mucha voluntad y paciencia. "

Fuente: Julio Bevione

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